La Reserva Federal de Estados Unidos espera que los bancos europeos registren las mayores pérdidas en los sectores clave afectados por la pandemia, algo que aumenta la presión en sus operaciones estadunidenses que ya tienen apoyo mixto de los accionistas.
La ronda más reciente de las pruebas de estrés que lleva a cabo anualmente la Fed pronostica que HSBC y Santander tendrán las mayores tasas de pérdidas que cualquier banco grande en el mercado de Estados Unidos en las tarjetas de crédito y préstamos al consumidor.
Credit Suisse y Barclays registran las tasas más altas de créditos incobrables en otras dos categorías: créditos inmobiliarios comerciales y préstamos comerciales. El impacto fue menos concreto para ellos debido a las pequeñas carteras de préstamos en esas áreas, pero aun así el resultado todavía resalta la opinión de la Fed sobre su riesgo crediticio.
Las pruebas también sugieren que todavía se espera que Deutsche Bank gaste capital en grandes cantidades más rápido que cualquier otra de las 32 instituciones financieras cuyo desempeño la Reserva Federal modeló en una crisis ficticia para principios de año hasta el primer trimestre de 2022.
Los bancos europeos desde hace mucho tiempo tienen una historia problemática en Estados Unidos, creciendo agresivamente desde fines de la década de 1990 antes de retirarse tras pérdidas considerables. HSBC contempla llevar a cabo recortes aún mayores que la reducción de 30 por ciento que anunció a principios de este año.
Deutsche afirmó que sigue comprometido con una operación estadunidense que todavía no gana su costo de capital, pero los accionistas y analistas siguen siendo escépticos.
La operación de Credit Suisse en Estados Unidos ya se redujo significativamente, mientras que Santander hace el intento de revivir el rendimiento en lo que durante años fue su unidad con el peor desempeño.
“El problema es que los bancos estadunidenses son más fuertes y conocen mejor su mercado interno”, dijo David Herro, vicepresidente de Harris Associates, que tiene 76 mil millones de dólares en activos bajo administración y posee importantes participaciones en bancos europeos, entre ellos Credit Suisse y BNP Paribas.
“Deberías estar más involucrado en las áreas cuando tienes historia y experiencia. Cualquier banco europeo que todavía siga realizando operaciones donde no tenga una ventaja fuerte, ese es un negocio en el que no debería estar”, señaló.
En la última revisión, la Fed indicó que el negocio de tarjetas de crédito de HSBC en Estados Unidos sufrirá pérdidas de 26.4 por ciento de su saldo total de préstamos durante la crisis, la tasa de pérdida más alta de los 33 bancos analizados. El banco dijo en términos de valor que solo 400 mdd y no quiso hacer más comentarios. El total de créditos incobrables de HSBC en la crisis del modelo resultó en 3 mil 900 millones de dólares.
El impacto potencial sobre la cartera de préstamos al consumidor de Santander se estima que sea de 17.3 por ciento de la cartera, el más alto en esa categoría, o 6 mil 500 mdd. Las pérdidas crediticias en toda la cartera de Santander en EU llegaron a 8 mil 600 millones de dólares.
Un informe de S&P destacó a Santander y HSBC como dos de los bancos europeos donde los supuestos de créditos incobrables fueron más perjudiciales.
Stuart Plesser, analista del sector bancario de S&P, dijo que el desempeño de Santander reflejó el hecho de que suele prestar a solicitantes de crédito con puntuaciones crediticias más bajas.
Durante la simulación de crisis de la Reserva Federal de EU se proyecta que Deutsche va a quemar 780 puntos base de capital de alta calidad, 140 puntos base más que el segundo banco más afectado, Goldman Sachs.
Ana Arsov, analista del sector bancario de Moody’s, dijo que si bien “no hay un tema común en algunos de los bancos extranjeros aparentemente con bajo rendimiento en categorías de activos selectos”, el resultado los llevará a retener “sus reservas de alto capital en EU en lugar de devolver capital a las matrices”.
Deutsche tenía un capital de alta calidad que llegaba a 26.2 por ciento de sus activos ponderados por riesgo en su entidad estadunidense a finales de 2019. Credit Suisse tenía un coeficiente de capital de primer nivel ordinario de 24.7 por ciento. HSBC y Santander estaban más cerca de las normas estadunidenses, con 13 por ciento y 14.6 por ciento, respectivamente.
Deutsche, Barclays y HSBC se negaron a hacer comentarios sobre su desempeño en el ejercicio. Santander dijo que la mayoría de sus pérdidas de consumo provienen de su operación de financiamiento de automóviles de alto riesgo, y que las pruebas de estrés demostraron que su división en EU se encuentra “extremadamente bien capitalizada” con los coeficientes de capital en el cuartil superior. La utilidad antes de impuestos de Santander en Estados Unidos aumentó 46 por ciento en el primer trimestre, agregó el banco.
Credit Suisse informó que su tasa general de pérdidas crediticias, de 0.9 por ciento, fue la mejor de los bancos y que el impacto de su tasa de pérdidas de 20.9 por ciento en bienes raíces comerciales fue “marginal”, ya que esa cartera de préstamos es pequeña.
Con información de: Stephen Morris, Owen Walker y Nicholas Megaw
Préstamos
El total de la cartera de préstamos de HSBC North America, sobre una base ponderada por riesgo, era de casi 129 mil mdd al comienzo de las pruebas de estrés de la Fed, mientras que el de Santander USA era de casi 119 mil mdd.
Cartera en EU
Para Barclays en Estados Unidos, la cartera de préstamos era de 89 mil millones de dólares, la de Credit Suisse de 62 mil mdd y la de Deutsche se encontraba por debajo de 37 mil millones de dólares.
Bancos locales
Los activos ponderados por riesgo de las instituciones financieras estadunidenses son mayores que lo de las europeas: Bank of America y JPMorgan se encuentran en alrededor de 1.5 billones de dólares.
Reestructura
HSBC Holdings cerró su negocio de metales industriales, mientras avanza con el plan para recortar 35 mil empleos como parte de su reducción de costos por 4 mil 500 millones de dólares.
Recorte de costos
Santander, como muchos bancos de la zona euro, está tratando de recortar costos en Europa para compensar la crisis de coronavirus; su objetivo es lograr un ahorro de mil millones de euros a mediano plazo.