Los inversionistas globales esperan que la caída de los precios en China empuje a la baja las tasas de inflación en todo el mundo este año, ya que el exceso de capacidad en su economía en desaceleración impulsa a los exportadores a recortar las tarifas de los productos que venden en el extranjero.
Los precios de las exportaciones chinas están cayendo a su ritmo más rápido desde la crisis financiera de 2008, lo que indica que el mayor exportador del mundo empieza a enviar la deflación a las economías desarrolladas que se encuentran luchando contra la alta inflación.
“China exportará deflación al resto del mundo, y vamos a ver que varios países se enfrentarán al hecho de que China acumuló un exceso de capacidad”, dijo Chetan Sehgal, gerente principal de cartera de Templeton Emerging Markets Investment Trust, un fondo que cotiza en Reino Unido.
Los precios al consumidor de China cayeron en enero al ritmo anual más rápido en 15 años, al perder 0.8 por ciento, mientras que el índice de precios al productor cayó 2.5 por ciento interanual.
Los productos de bajo costo fabricados en China están presentes en el comercio mundial desde que Pekín se unió a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001; sin embargo, la débil demanda interna como resultado de la prolongada crisis inmobiliaria y un yuan más débil llevan a los inversionistas a pronosticar que las exportaciones pueden ser una fuerza especialmente poderosa este año.
“China sigue exportando desinflación al mundo”, escribieron analistas de Citigroup esta semana. Dijeron que esto puede ayudar a acelerar las medidas de los bancos centrales de los mercados emergentes para reducir las tasas de interés este año, en especial en países que consumen proporciones relativamente grandes de productos chinos.
“Nosotros, como inversionistas, apenas estamos empezando a conectar los puntos” sobre cómo la desinflación importada de China puede afectar a los mercados, dijo Luis Costa, jefe global de estrategia de deuda soberana de mercados emergentes de Citigroup. “La interrogante es la magnitud”.
La perspectiva de que China exporte deflación también es importante para las economías en desarrollo porque “potencialmente, un gran auge de las exportaciones chinas en 2024 conducirá a una demanda sostenida de materias primas latinoamericanas, africanas, kazajas o indonesias”, dijo Charles Robertson, jefe de estrategia macro de FIM Partners “La deflación china de los productos de fabricación tal vez todavía permita un poco de inflación en las materias primas”.
No todos los economistas creen que las fuerzas deflacionarias que surgen de China tendrán un impacto significativo en los precios globales, en especial en el mundo desarrollado.
Helen Qiao y Miao Ouyang, economistas de Bank of America, dijeron que será poco probable que los precios de exportación chinos influyan de forma significativa en los precios al consumidor en las economías avanzadas.
“Para Estados Unidos, estimamos que la participación de las importaciones chinas en el consumo total de bienes es inferior a 5 por ciento (y estos representan aproximadamente 40 por ciento de la canasta del índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de EU)”, indicaron.
Stephen Stanley, economista jefe de Banco Santander en Estados Unidos, señaló que cualquier impacto puede ser pequeño. “La mayor fuerza deflacionaria en los precios de los bienes aquí últimamente han sido los vehículos usados, lo que no tiene nada que ver con China”, dijo.
Pero algunos economistas piensan que se están subestimando las importaciones estadunidenses que provienen de China, algo que puede hacer que el impacto sobre los precios sea mayor de lo que parece. En los últimos años, por ejemplo, los datos comerciales de China indican que exporta decenas de miles de millones de dólares más de lo que EU estima que importa, señaló Brad Setser, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores.
Al mismo tiempo, las exportaciones chinas más baratas intensificarán las quejas entre los fabricantes occidentales sobre la competencia desleal. Las exportaciones chinas todavía enfrentan obstáculos este año porque son “vulnerables a un mayor proteccionismo comercial, y las recientes ganancias de China en su participación en el mercado global comienzan a enfrentar un creciente retroceso en el extranjero”, indicaron analistas de Capital Economics.
“La amenaza más evidente se cierne sobre los mercados desarrollados, porque China está subiendo por la curva del valor agregado hacia la fabricación de gama alta”, afirma Robertson.
BYD, el grupo automotriz más grande de China, recién anunció recortes de precios de entre 5 y 15 por ciento para sus vehículos eléctricos en Alemania, después de que Mercedes-Benz advirtió a finales del año pasado que sus utilidades se veían afectadas por una “brutal” guerra de precios en los vehículos eléctricos.
Casi todas las demás empresas alemanas de fabricación encuestadas por el Bundesbank el año pasado dependían de suministros chinos para insumos intermedios críticos, ya fuera directa o indirectamente, señaló el banco central en un informe el mes pasado.
“China se pasó 20 años destruyendo a los competidores de los mercados emergentes en el sector de fabricación, o al menos expulsándolos de los mercados globales. Ahora amenaza con hacer lo mismo con los fabricantes de las economías avanzadas”, añadió Robertson.
De acuerdo con Setser, Estados Unidos y la Unión Europea se enfrentan a la difícil disyuntiva de elegir entre las políticas de “reducción de riesgos” de la dependencia que tienen de las importaciones chinas y las fuerzas económicas que impulsan la oferta china barata; sin embargo, “en gran parte del resto del mundo, la elección es sencilla”, añadió. “Si China vende productos de alta calidad —o de calidad aceptable— a precios bajos, los van a comprar”.