Cómo superar la trampa de los “medianos ingresos”

El principal problema de estos países no radica en acumular poco capital, sino en utilizarlo mal; las perspectivas de crecimiento se deterioran y con ellas se desvanecen las esperanzas de un mundo mejor

Paisaje urbano
Martin Wolf
Londres /
“En los países de medianos ingresos viven tres de cada cuatro personas, y casi dos tercios de quienes batallan con la pobreza extrema . Son responsables de 40 por ciento de la producción económica total del mundo y de casi dos tercios de las emisiones globales de carbono. En resumen, el esfuerzo global para acabar con la pobreza extrema y difundir la prosperidad y la habitabilidad se va a ganar o a perder en gran medida en estos países”.

Estas palabras de Indermit Gill, economista jefe del Banco Mundial, aparecen en el informe sobre el desarrollo global 2024, titulado La trampa de los medianos ingresos, que es la idea de que las economías suelen quedarse estancadas en el camino hacia los altos ingresos de Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón, Corea del Sur, Australia y muchos otros.

¿Existe una trampa así? En el documento del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2024 En el umbral: la creciente relevancia de la trampa de los medianos ingresos, se muestran escépticos: “Si se analizan con más detalle las transiciones individuales… hay pocas pruebas de una trampa clara de medianos ingresos, en contraposición a una movilidad limitada en términos más generales”. En un documento de 2021 de Dev Patel, Justin Sandefur y Arvind Subramanian, La nueva era de la convergencia incondicional, se concluyó de manera más contundente que “los debates sobre una trampa de medianos ingresos… parecen anacrónicos: los países de medianos ingresos han exhibido tasas de crecimiento más altas que todos los demás desde mediados de 1980”.

Cerrar las brechas entre los países ricos y los más pobres es lento y difícil. La probable persistencia de estas diferencias es importante para el bienestar humano, la estabilidad política y nuestra capacidad para hacer frente a los desafíos globales, en particular el cambio climático. No menos importante, hacen que la idea de que esto último se pueda manejar mediante el “decrecimiento” sea absurda. ¿Cuál de estos países de medianos ingresos aceptará un estancamiento de ese tipo? ¿India lo hará?

Como destaca el informe del Banco Mundial, “la ambición de los 108 países de medianos ingresos que tiene ingresos per cápita de entre mil 136 y 13 mil 845 dólares estadunidenses es alcanzar la condición de países de altos ingresos en las próximas dos o tres décadas. Si se compara con esto, el resultado es desalentador: la población total de las 34 economías de medianos ingresos que pasaron a la condición de países de altos ingresos desde 1990 es menos de 250 millones, la población de Pakistán”.

El país más poblado que se ha convertido en un país de ingresos altos desde 1990 es Corea del Sur. Mientras, países importantes no han logrado converger. Brasil es un ejemplo. Chile, que alguna vez tuvo éxito, también tropezó. Sobre todo, los ingresos promedio per cápita de las naciones de medianos ingresos se han mantenido por debajo de 10 por ciento de los niveles de Estados Unidos desde 1970.

Este historial es preocupante, sin importar que la noción de “trampa” sea estadísticamente significativa o no. Además, añade el informe, el camino que funciona para los países de bajos ingresos no funcionará para los más avanzados. Señala, de manera crucial, que la brecha entre el PIB por trabajador en los países de medianos ingresos y el de EU es mucho mayor que la diferencia en la disponibilidad de capital físico y humano. Por tanto, el principal fracaso de los países de medianos ingresos no radica en acumular muy poco capital, sino en utilizarlo tan mal.

La idea es que el foco de la atención debe pasar de la inversión per se a la infusión de nuevas ideas disponibles en el extranjero, y luego a la innovación nacional. Lo que se necesita es el desarrollo de una economía más sofisticada. Eso depende de la adquisición y el desarrollo de conocimientos técnicos. La infusión depende de la oferta de trabajadores calificados y de la apertura a las ideas de otros lugares. Corea ha tenido un éxito espectacular con estas estrategias. Su enfoque en las exportaciones fue importante para facilitar la infusión. La Unión Europea ha promovido de manera similar la infusión en Polonia y otros países que se convirtieron en miembros. Para la innovación, los intercambios de capital humano son importantes, incluso a través de la educación y el trabajo en el extranjero. Las diásporas que resultan de esto son un enorme activo potencial. La innovación también depende del acceso a los mercados globales.

El informe del Banco Mundial argumenta que los países necesitan internalizar el célebre concepto de Joseph Schumpeter de “destrucción creativa”, actualizado por el trabajo de Philippe Aghion y Peter Howitt. El paso esencial es obligar a los operadores tradicionales a competir, alentar a los nuevos participantes y abrir la economía a quienes históricamente eran forasteros. Esto implica tanto creación como destrucción. Esta última suele acelerarse con las crisis. Esto fue cierto en el caso de Corea. La movilidad social es 40 por ciento menor en los países de medianos ingresos que en los de altos ingresos. Eso debe cambiar.

La destrucción creativa también es necesaria para acelerar la transición energética. Los países de medianos ingresos han pasado muy lentamente a las energías renovables, aunque muchos tienen potencial. Parte del problema es el alto costo del capital, en sí mismo resultado de altos niveles de incertidumbre. Las mejoras en las instituciones, con el objetivo de aumentar la previsibilidad y la seguridad, ayudarán. Sobre todo, las sociedades y las economías deben volverse más abiertas y meritocráticas.

Nada de esto es fácil en ninguna parte, y menos aún en los países en desarrollo. Por desgracia, el aumento del proteccionismo y la fragmentación de la economía mundial pueden empeorar sus perspectivas. Sí, también habrá oportunidades a medida que algunos importadores dejen la dependencia de China, pero la integración ha sido una fuerza dominante detrás de los éxitos del desarrollo del pasado reciente: como señala el informe, “un mayor proteccionismo puede empeorar la difusión del conocimiento a los países de bajos y medianos ingresos”. De igual modo, los préstamos costosos harán más difícil el acceso a las inversiones complementarias.

Las perspectivas de crecimiento se deterioran. Las esperanzas de un mundo mejor se desvanecen con ellas.

FUENTE: Banco Mundial • GRÁFICO: Moisés Butze

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