Compra de Credit Suisse por 3 mil 250 mdd podría ser una bendición para UBS

Pero el acuerdo, forzado por el gobierno suizo, indignó a los inversionistas en el mundo.

El presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann se reunió con su par de UBS, Colm Kelleher, para anunciar el acuerdo de compra.
James Fontanella-Khan, Arash Massoudi y Stephen Morris
Ciudad de México /

La llamada de emergencia de la clase dirigente suiza se produjo a las 4 de la tarde del jueves. Colm Kelleher, el inquieto ejecutivo bancario irlandés que preside UBS, tenía planeado celebrar el Día de San Patricio y ver el encuentro de rugby entre Irlanda e Inglaterra en un pub de Zúrich. 

Pero incluso antes de contestar la llamada, sabía que sus posibilidades de disfrutar de un fin de semana tranquilo eran escasas. El caos en el que estaba sumido su rival, Credit Suisse, que se había convertido en el caso perdido de la banca europea después de tres años plagados de escándalos, ahora estaba en plena ebullición. 

La inyección de liquidez del banco central suizo por un valor de 54 mil millones de dólares (mdd) del día anterior, no logro frenar la crisis de confianza en el banco, cuyas acciones se desplomaron después de que Ammar Al Khudairy, presidente de su principal inversor, el Saudi National Bank, respondió tajantemente “no” a la pregunta de si iba a aportar más dinero. 

Los mercados mundiales ya estaban nerviosos después de que los reguladores de Estados Unidos (EU) tomaron el control del Silicon Valley Bank, después del retiro de 42 mil mdd en depósitos en un solo día. Lo mismo ocurría con Credit Suisse. Estaba perdiendo más de 10 mil 900 mdd diarios de dinero de clientes ricos, que se sumaban a los casi 121 mil 285 mdd que desaparecieron después de un rumor en las redes sociales de que estaba al borde de la quiebra. 

“Que el mayor inversor dijera que no iba a invertir ni un centavo más fue un enorme voto de desconfianza”, dice una persona cercana a la alta dirección de Credit Suisse. 

El miércoles, la llamada “trinidad”, formada por el Banco Nacional Suizo, la Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero y el ministro de Finanzas, convocó al presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann, que se encontraba en Arabia Saudita para asistir a una conferencia, y al CEO Ulrich Körner. 

En la misma reunión en la que autorizaron el respaldo de 54 mil mdd, también transmitieron otro mensaje: “Se van a fusionar con UBS y lo van a anunciar la noche del domingo antes de la apertura de los mercados de Asia. Esto no es opcional”, recuerda una persona con información de la conversación. 

La trinidad llamó a UBS y le ordenó encontrar una solución para salvar a su debilitado par de la quiebra. 

“La resolución (una suspensión paulatina de operaciones controlada por el gobierno) habría sido un desastre para el sistema financiero y habría introducido la amenaza del contagio en todo el mundo”, dice otra persona que participó del lado de UBS. 

La adquisición de su rival podría ser una bendición única en una generación para UBS. Y a cambio de hacerse cargo de un banco plagado de litigios y miles de millones de activos tóxicos, UBS estaba decidido a conseguir el mejor acuerdo posible. Hasta la semana pasada, la clase dirigente suiza siempre había apostado por un modelo de dos bancos. En 2008, optó por rescatar a UBS con dinero de los contribuyentes después de que sufrió pérdidas dramáticas en la crisis financiera. 

“No se trata de un rescate financiero”, subrayó la ministra de Finanzas de Suiza, Karin Keller-Sutter, cuando se anunció el acuerdo. “Se trata de una solución comercial”

Un acuerdo pasivo-agresivo 

Cuando ambas partes se dieron cuenta de que el acuerdo era inevitable, contrataron asesores. Credit Suisse desde hace mucho tiempo recibe los consejos de la firma Centerview. 

JPMorgan asesoró al equipo directivo de UBS, mientras que Morgan Stanley asesoró a su Consejo de Administración. 

A lo largo del proceso casi no hubo contacto directo entre ambas partes, un acuerdo que enfureció cada vez más a los de Credit Suisse, a quienes de forma intencional se les mantuvo sin información sobre el precio y las condiciones de la adquisición. 

“El jueves estábamos todos reunidos en Zúrich, y era claro que el gobierno iba a presionar en un sentido u otro para encontrar una solución a toda costa, para proteger los intereses de Suiza y, en general, los intereses bancarios a escala mundial”, dice la persona cercana a Credit Suisse. 

Keller-Sutter, ministra de Finanzas, fue una figura clave durante las negociaciones, incluida la coordinación con funcionarios y reguladores extranjeros en EU y Europa. 

Acciones de Credit Suisse cayeron ante negativa.

Las negociaciones sobre el acuerdo al principio fueron “bastante amistosas”, pero a medida que avanzaba el tiempo la trinidad empezó a volverse más agresiva, impulsando una operación a la que Credit Suisse se oponía rotundamente. 

UBS también se mostró renuente. Los ejecutivos dejaron en claro que solo participarían en el rescate de su rival si el precio era barato y les eximía de una serie de investigaciones regulatorias sobre la cultura y los controles de Credit Suisse. 

El viernes por la tarde, cuando se supo que UBS estaba estudiando una adquisición por orden estatal, Credit Suisse había perdido otros 38 mil 178 mdd en depósitos de clientes, según un banquero que participó en la operación, y bancos internacionales, desde BNP Paribas hasta HSBC, estaban cortando lazos. 

Los plazos se fueron retrasando a medida que los funcionarios luchaban por encontrar la documentación adecuada para el cambio

Lehmann escribió una carta a Kelleher y a las autoridades suizas, la cual contenía una serie de razones por las que la operación prevista era inaceptable. Entre ellas la insistencia de UBS en que se incluyeran cláusulas para dar marcha atrás. También contenía una amenaza. Escribió que los tres mayores accionistas de Credit Suisse —incluidos los dos de Arabia Saudita y uno de Qatar— habían expresado su “extrema incomodidad” con la opacidad del acuerdo. Exigían un precio justo, una votación sobre el acuerdo y la eliminación de cualquier cláusula de rescisión. 

En respuesta, el sábado por la noche Kelleher llamó a su contraparte de Credit Suisse desde la puerta de un restaurante para decirle que UBS estaba dispuesto a ofrecer casi mil 090 mdd en acciones por todo el grupo. 

El gobierno informó a Credit Suisse de que introduciría una legislación de emergencia para retirar a ambos grupos de accionistas el derecho a votar sobre la operación. 

Credit Suisse se indignó y se negó a firmar. Sus accionistas de Medio Oriente también estaban furiosos. “Se burlan de las dictaduras y luego pueden cambiar la ley durante el fin de semana. ¿Qué diferencia hay ahora entre Arabia Saudita y Suiza? Esto está muy mal”, dice una persona cercana a uno de los tres principales accionistas.

Bonos AT1 de Credit Suisse cotizan a precios muy bajos.

Se intensifica la presión 

Impulsados por la necesidad de llegar a un acuerdo, la trinidad suiza empezó a intensificar la presión sobre ambas partes, amenazando con destituir al Consejo de Administración de Credit Suisse si no daban su visto bueno. 

Por otro lado, UBS se vio obligada a aumentar el precio y aceptó de mala gana, elevando finalmente la oferta a 3 mil 250 mdd en acciones. Pero a cambio negoció más apoyo del Estado, incluida una línea de liquidez de 109 mil 080 mdd del Banco Nacional de Suiza y una garantía gubernamental de pérdidas de hasta 9 mil 817 mdd, después de haber sufragado ellos mismos los primeros 5 mil 454 mdd. 

Las condiciones finales seguían siendo tan favorables para UBS que era “una oferta que no podíamos rechazar”, declaró al Financial Times una persona del equipo negociador. Un asesor de Credit Suisse las describió como “inaceptables e indignantes” y un “desprecio total de la gobernanza corporativa y los derechos de los accionistas”. 

Con el fin de hacer el acuerdo más aceptable para los ciudadanos suizos y los inversores de capital del banco, el gobierno también decidió imponer pérdidas sobre casi 17 mil mdd de bonos de capital de nivel 1 adicional (AT1) de Credit Suisse. Aunque estos bonos están diseñados para asumir pérdidas cuando las entidades atraviesan dificultades, normal mente no se activan si los accionistas reciben dinero como parte de una adquisición. 

Sin embargo, la letra pequeña del documento de los bonos permitió a las autoridades suizas ignorar el orden normal de prioridad y eliminar a los tenedores de bonos. 

El Consejo de Administración de Credit Suisse estudió detenidamente los detalles de la propuesta final y, después de una rápida consulta con sus asesores, informó a las autoridades suizas que aceptaría la oferta del banco UBS

Cuando se informó a Keller-Sutter de que el acuerdo se llevaría a cabo antes de la apertura de los mercados asiáticos, la ministra de Finanzas respiró aliviada. 

Se convocó a toda prisa a una conferencia, en la que la trinidad se unió a los presidentes de UBS y Credit Suisse en el escenario para presentar un acuerdo sin precedentes. 

“Es un día histórico, que esperábamos no llegara”, mencionó Colm Kelleher, presidente del banco. “Esta adquisición es atractiva para los accionistas de UBS pero, seamos claros, en lo que respecta a Credit Suisse, se trata de un rescate de emergencia”.
Financial Times Limited. Declaimer 2021

srgs



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