Juguetes. Los ladrillos de plástico sostienen a la firma danesa desde hace más de 70 años, un éxito que demuestra las ventajas de su peculiar estructura corporativa
A muchas empresas de un solo producto se les agota el camino. Los pequeños ladrillos de plástico sostienen a la compañía danesa Lego desde hace más de 70 años. Un enfoque claro puede dar sus frutos, pero, en medio de un debate sobre la salud de los mercados públicos, su éxito también demuestra las ventajas de su peculiar estructura corporativa.
El crecimiento de las ventas del fabricante de juguetes, de 2 por ciento el año pasado, se vio frenado por un débil desempeño en China, pero fue lo suficientemente respetable al tener en cuenta el descenso de 7 por ciento de las ventas en la industria de juguetes. Las ventas de Lego no están muy por debajo del total combinado de sus rivales estadunidenses, que cotizan en bolsa, Mattel y Hasbro.
La inflación, una de las causas de las dificultades de la industria, está cediendo. Las bajas tasas de natalidad, otro problema, persistirán. Esto se compensa en parte por los aficionados adultos de Lego. Este grupo —conocido como Afols— crea un mercado para los kits caros y complicados como el Titanic o la Torre Eiffel. Esta línea de “íconos” consiguió algunas de las mayores ganancias de todas las propiedades de juguetes a escala mundial en 2023, de acuerdo con Circana.
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Los nuevos productos representaron cerca de la mitad de la cartera de Lego el año pasado. La innovación no está exenta de riesgos: la novedad puede dañar la rentabilidad si eso se traduce en menos piezas universales que pueden producirse en grandes volúmenes para muchos kits diferentes. La proliferación de piezas contribuyó al descenso de Lego en 2003, dice el académico David Robertson; sin embargo, el negocio se expandió desde entonces, así que puede utilizar más piezas sin dañar la relación entre las ventas y las utilidades.
El márgen de utilidades operativas de Lego cayó 1.7 por ciento para llegar a 26 por ciento, ya que gastó más en tiendas, en su cadena de suministro y sus operaciones digitales. Aun así, eso es casi tres veces la cifra operativa ajustada de Hasbro. Si cotizara en bolsa, Lego valdría mucho más que la estimación de 43 mil millones de dólares que se obtuvo utilizando el ratio EV-Ebitda (relación valor empresa-Ebitda) de Hasbro de 15.5 veces.
Pero Lego es una compañía privada y no hay señales de que eso vaya a cambiar. Kirkbi, un vehículo de inversión que dirige la familia fundadora, es propietario de 75 por ciento, y el resto es propiedad de Lego Foundation. Cuando un heredero optó por vender parte de las acciones de Kirkbi por 930 millones de dólares el año pasado, los miembros de la familia tomaron el relevo. La única exposición de los inversionistas externos a la marca es a través de Merlin Entertainments, el propietario de Legoland. Blackstone y el fondo canadiense de pensiones CPPIB se asociaron con Kirkbi en la oferta privada de adquisición de 6 mil millones de libras en 2019.
Los inversionistas externos pueden estar menos dispuestos a tolerar el recorte de 10 por ciento en los dividendos del año pasado para financiar la inversión. Hay pruebas de que las empresas que están muy controladas como Lego se benefician de tener una perspectiva a largo plazo. Construir el negocio, como su producto, es un ejercicio de paciencia. Puede llevar a resultados impresionantes.