El gobernante Partido Liberal de Canadá se enfrentaba a una humillante derrota en las próximas elecciones. Entonces llegó Donald Trump .
Los aspirantes al liderazgo del partido compitieron por mostrar fuerza contra el presidente estadunidense, sus aranceles y su deseo de tomar el control de Canadá, y la popularidad de los liberales en las encuestas comenzó a subir.
Bajo el liderazgo del nuevo primer ministro, Mark Carney, con el lema “Canadá fuerte”, el Partido Liberal ahora es el favorito por un estrecho margen para ganar un histórico cuarto mandato consecutivo.
El ex gobernador del Banco de Inglaterra se convirtió en un símbolo de los líderes mundiales que disfrutan de un impulso en su popularidad después de enfrentarse a las amenazas del presidente Trump.
En las encuestas en varios países, desde México hasta Ucrania, se muestra que incluso los líderes poco populares —como el presidente francés, Emmanuel Macron— ahora disfrutan de cierto alivio por parte de los votantes mientras buscan protegerse de amenazas como los aranceles, la retirada del apoyo militar e incluso la amenaza de una conquista estadunidense.
“Tenemos a este bravucón que está destrozando el sistema”, advirtió Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma. “En lugar de simplemente besar el anillo, estos líderes ahora se ponen de pie y de forma educada dicen que no, y sus votantes aprecian el hecho de que no estén siendo colonizados”, agregó.
Canadá
Carney sigue el ejemplo de su predecesor Justin Trudeau al adoptar un enfoque beligerante ante las amenazas de Trump. El mandatario republicano “quiere dividirnos para que Estados Unidos pueda ser nuestro dueño. No permitiremos que eso suceda”, declaró el primer ministro el domingo al anunciar la convocatoria de elecciones para el 28 de abril.
Carney, de 60 años, quien dirigió los bancos centrales de Inglaterra y Canadá, hace alarde de su experiencia tecnocrática y su estatus de externo político, mientras se aprovecha de la ira y el patriotismo para superar ligeramente a Pierre Poilievre, el líder de la oposición conservadora.
Poilievre, un favorito de la derecha de MAGA, alineado con Trump, había canalizado el descontento por el costo de la vida con Trudeau hasta convertirlo en una ventaja de 24 puntos en las encuestas a principios de enero. Esta ventaja se desplomó después de la arremetida de Trump.
El político de carrera Poilievre trata de reformular su narrativa, convirtiendo su lema “Canadá está roto” en “Canadá primero”.
Pero Carney tiene el impulso: 43 por ciento de los canadienses cree que es el más indicado para enfrentarse a Trump, frente al 34 por ciento que está a favor de Poilievre, de acuerdo con una encuesta del Instituto Angus Reid de este mes.
México
Se esperaba que la presidenta de izquierda de México, Claudia Sheinbaum, se enfrentara a Donald Trump debido a sus amenazas de acción militar contra los cárteles de la droga y por los aranceles a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.
Sin embargo, la primera mujer líder del país recibe elogios por su serenidad, retrasando las represalias y actuando para combatir la migración y el tráfico de fentanilo.
El propio Trump se muestra efusivo, calificando a Sheinbaum de una “mujer maravillosa”, mientras que sus ya altos índices de aprobación se dispararon a 85 por ciento, de acuerdo con el periódico El Financiero.
La estrategia de Sheinbaum “la fortalece y le da la imagen de tener una personalidad fuerte”, señala Francisco Abundis, de la encuestadora Parametría.
Incluso los críticos de Sheinbaum elogian su hábil diplomacia, aunque muchos argumentan que el sector privado estadunidense fue la principal fuerza que convenció a Trump de retrasar los aranceles, mientras que Canadá, con su actitud beligerante, obtuvo casi el mismo acuerdo que México.
Los analistas dicen que el impulso en las encuestas y la amenaza de Trump pueden ayudar a Sheinbaum a desviar las malas noticias económicas y a controlar su indisciplinado partido. “Trump es una bendición para justificar una economía con un bajo desempeño”, dijo Carlos Ramírez, consultor de Integralia.
Hasta ahora, ningún líder ha pagado un precio significativo a escala nacional por enfrentarse a Trump, ni siquiera el colombiano Gustavo Petro, quien se vio obligado a recibir un avión lleno de deportados de EU horas después de rechazarlos.
“Hizo una voltereta y lo presentó como: así es cómo se ve la dignidad, así es como se ven los colombianos cuando se defienden”, dijo Sergio Guzmán, de la consultora Colombia Risk Analysis.
Ucrania
Los ucranianos se unieron en apoyo al presidente Volodímir Zelenski en las semanas posteriores a los ataques de Trump en un duro encuentro en la Oficina Oval.
“Tal vez lo odiemos. Es posible que seamos duros con él, pero es nuestro presidente”, dijo Olena Halushka, del International Centre for Ukrainian Victory (Centro Internacional para la Victoria Ucraniana), una organización sin fines de lucro con sede en Kiev.
El índice de aprobación general de Zelenski se disparó a 67 por ciento, mientras que su aprobación neta es de 38 por ciento —la más alta desde diciembre de 2023— incluso mientras busca mejorar las relaciones aceptando el acuerdo de minerales que propuso Trump y una tregua parcial de 30 días.
Los comentarios de Trump fueron considerados “injustos, una puñalada por la espalda” y “un ataque más amplio al país, en lugar de una simple crítica dirigida al presidente”, dijo Anton Hrushevsky, del Instituto Internacional de Sociología de Kiev.
Este altercado plantea un dilema para los grupos de la oposición que buscan evitar alinearse con Trump. Incluso el ex presidente Petro Poroshenko, a quien Zelenski sancionó el mes pasado, no repitió la afirmación de Trump de que el líder de Ucrania es un dictador.
Que el impulso de popularidad de Zelenski persista puede depender en gran medida de la trayectoria de la guerra y del resultado de las negociaciones de paz.
“Cuando la gente ve a Zelenski resistir la agresión, confía más en él; pero cuando tenemos una relación más sana con nuestros socios, empiezan a centrar más la atención en los asuntos internos”, dijo Hrushevsky.
Francia
Emmanuel Macron, presidente de Francia, demostró sus habilidades diplomáticas en Washington el mes pasado al combinar halagos a Trump con sutiles réplicas a las falsas afirmaciones de que Europa apoya a Ucrania solo mediante préstamos.
Aunque su labor para reforzar el apoyo a Kiev se vio frustrada por el enfrentamiento con Zelenski la semana siguiente, la visita le valió al presidente francés elogios en toda Europa. También representó un sorprendente impulso en las encuestas en Francia, donde los votantes llevan mucho tiempo criticando la percibida arrogancia de Macron y sus impopulares políticas, incluida la reforma de las pensiones.
La confianza en Macron subió seis puntos porcentuales para llegar a 27 por ciento, en una encuesta de Elabe este mes, después de subir tres puntos en febrero. Aunque su popularidad general sigue siendo baja, este impulso hace que Macron regrese a niveles similares después de los Juegos Olímpicos de París del verano pasado.
Mientras, la líder de extrema derecha Marine Le Pen, que trata de mantener distancia con Trump, vio su aprobación caer un punto, para llegar a 35 por ciento.
En otras partes de Europa, la llegada de Trump ha sido diferente, sobre todo en países geográficamente más cercanos a Rusia. “No hemos visto el impulso de Trump en Europa del Este”, declaró el ex ministro de Asuntos Exteriores lituano, Gabrielius Landsbergis.
“Veo más renuencia a criticar a EU, ya que nuestra seguridad depende en gran medida de ellos y de la solidaridad de la OTAN. Escucho un silencio temeroso mientras nuestro garante de seguridad se alinea con nuestros enemigos”, indicó.
Reino Unido
Los índices de aprobación de Keir Starmer en las encuestas estuvieron en declive desde que llegó al número 10 de Downing Street en julio. Esto cambió repentinamente cuando viajó a Washington el mes pasado.
Starmer impartió una clase magistral sobre cómo adular a Trump, transmitiendo una carta del rey Carlos que ofrecía al presidente una “increíble” segunda visita de Estado, a la vez que transmitía mensajes clave y respondía cortesmente cuando se le cuestionaba.
Trump mantuvo abierta la posibilidad de eximir a Gran Bretaña de la peor parte de sus aranceles y aprobó un controvertido acuerdo que implicaba una base militar compartida en Mauricio.
Días después, Starmer convocó a los líderes de una “coalición de los que están dispuestos” en Londres para ayudar a asegurar una futura paz en Ucrania. Después de la autoimpuesta marginación del brexit, Gran Bretaña —y Starmer— parecían estar en el centro de la escena mundial.
Las encuestas de opinión mostraron un aumento de dos dígitos en el apoyo a Starmer, e incluso la prensa de derecha afirmó que fue la mejor semana del primer ministro, aunque sus índices de aprobación se mantienen en territorio negativo. Aunque la economía británica se encuentra sumida en un bajo crecimiento y unas finanzas públicas inestables, Starmer espera al menos haber ganado una nueva audiencia.
Los líderes buscarán tomar como base su creciente popularidad, pero Trump aún puede imponer aranceles devastadores u obligar a Ucrania a aceptar las condiciones de Rusia. El daño que resulte para sus economías y seguridad puede dificultar que se mantenga cualquier impulso en las encuestas.
Con información de: Ilya Gridneff en Toronto, Christine Murray en Ciudad de México, Fabrice Deprez en Kiev, Ian Johnston en París, Amy Kazmin en Roma, George Parker en Londres, Joe Daniels en Bogotá y Henry Foy en Bruselas