El precio bajo del petróleo debido al Covid-19, beneficia a muy pocos

FT Mercados

Los precios bajos del energético serán benéficos para pocos mientras el coronavirus mantenga a todos en casa.

El precio del petróleo cayó inicialmente a su ritmo más rápido desde la guerra del Golfo en 1991.
Consejo Editorial
Ciudad de México /

El presidente de Estados Unidos (EU), Donald Trump, ha tenido problemas para decidirse sobre la caída de los precios del petróleo. El mes pasado describió a la perspectiva de precios más bajos de la gasolina como “el mayor recorte de impuestos”. Y la semana anterior dijo que un posible acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita para reducir la producción —y elevar los precios— era “grandioso para la industria de gas y petróleo”.

Sus mensajes contradictorios revelan una verdad: el colapso de los precios, posiblemente el más grande de la historia, obliga a que incluso los mayores defensores del petróleo barato replanteen su postura. 

El derrumbe de los precios no dará un gran impulso a las economías ricas. La caída por debajo de 20 dólares, el menor nivel desde 2002, refleja un desplome de la demanda, a medida que EU y gran parte de Europa entraron en cierre y la actividad económica se detuvo.

No hay un aumento en el poder adquisitivo con el petróleo más barato, cuando ya pocos lo siguen quemando: los aviones están en tierra y los conductores se quedan en casa. 

Con gran parte del mundo occidental cerrado, el efecto de estos precios más bajos se sentirá solo en los países más pobres. Las grandes naciones importadoras —y pobladas— como India y China se beneficiarán con un petróleo más barato, que podría mejorar algunos de los daños causados por el coronavirus.

Otras, como Nigeria, se verán doblemente afectadas por la emergencia de salud pública y la económica, a medida que caiga el precio de su principal exportación. 

La primera caída del precio se produjo en enero, cuando China puso en cuarentena a la ciudad de Wuhan, reduciendo la demanda. La consiguiente guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita solamente apresuró el descenso.


Las caídas adicionales reflejan el colapso de la actividad económica: la demanda se redujo aproximadamente una cuarta parte. Esa es casi la producción total del grupo de la OPEP de 13 naciones.

Los millones de barriles adicionales que producen Arabia Saudita y Rusia son relativamente insignificantes frente a la caída de la demanda de 25 millones de barriles por día debido a los cierres. 

Fue un mal cálculo. Rusia vio al coronavirus como la oportunidad para lanzar una ofensiva contra los productores estadounidenses de esquisto y la economía de EU.

Si la demanda de todos modos estaba cayendo, ¿por qué no confiar en otros para hacer recortes de producción y dañar a un rival geopolítico en el proceso? Arabia Saudita no le ayudó.

Una estrategia de asombro y temor de aumentar su propia producción hizo que los precios del petróleo se desplomaran y borraran miles de millones del valor de mercado de las grandes empresas occidentales.

El precio del petróleo cayó inicialmente a su ritmo más rápido desde la guerra del Golfo en 1991 y dio paso a su peor trimestre en la historia.

Ni Rusia ni Arabia Saudita habrían podido predecir tal caída en la demanda. El coronavirus  se propagó mucho más rápido de lo esperado, y los cierres que los gobiernos democráticos pusieron en marcha como respuesta redujeron drásticamente la demanda de la fuente de energía más importante del mundo.

Los intentos de sacar del mercado a los productores estadounidenses de esquisto solo funcionarán en el corto plazo. Los perforadores tal vez se vean obligados a cerrar y los que les prestan sufrirán algunas pérdidas. Pero una vez que los precios comiencen a recuperarse —y muchos gobiernos de la OPEP exijan niveles más altos para equilibrar sus presupuestos— surgirán nuevas empresas.

No muchos esperan que la economía rusa pueda hacer frente a precios tan bajos durante un periodo prolongado. 

La intervención de Trump aumentó los precios. Eso refleja los buenos deseos y el cabildeo de la industria del esquisto más que cualquier otra cosa. Pero Arabia Saudita convocó muy rápidamente a una reunión del grupo Opec+, que incluye a Rusia.

Cada vez hay más señales de que reconocen la necesidad de recortes coordinados, pero los mercados necesitarán mayor claridad antes de que los precios se estabilicen. 

Un periodo prolongado de volatilidad puede acelerar el debate sobre los méritos de cambiar del petróleo a combustibles más limpios. Mientras tanto, difícilmente es lo que necesita una economía global en dificultades.


SRGS/YVR



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