¿Alguna vez la década de 1980 realmente pasó de moda? En la banca española no.
El presidente de BBVA, Carlos Torres, lanzó el mes pasado la primera oferta hostil por un banco español desde aquella década. Ya había disgustado al consejo de administración de Sabadell al no comprometerse antes de su propuesta de adquisición de abril. Los mercados han dado poca importancia a las tácticas de Torres, derribando el precio de las acciones de BBVA y eliminando 4 mil millones de euros de valor de la posible combinación desde que se lanzó la oferta.
Aun así, no hay que descartar a BBVA. Para empezar, su búsqueda tiene una sólida lógica industrial. Desde que vendió su operación en Estados Unidos en 2020, sus ganancias dependen en gran medida del floreciente mercado de México. Una empresa española más grande suavizará el golpe cuando México se enfríe.
Los inversionistas se han mostrado molestos por los detalles financieros. El aumento esperado de las ganancias por acción es pequeño. Mientras, la magnitud de los recortes de costos prometidos está en entredicho, al igual que el desembolso de efectivo necesario para lograrlos. Sabadell también ha superado consistentemente las expectativas del mercado bajo la gestión del director ejecutivo César González-Bueno.
La fortaleza de la economía española impulsó a Sabadell. Cómo evolucione, en relación con México, será importante cuando los accionistas de Sabadell decidan vender o no. BBVA necesitará primero la aprobación de los reguladores, que puede tardar seis meses. Todavía puede aumentar su oferta, aunque ha indicado que no lo hará.
México todavía se ve como un activo para BBVA en esta lucha, a pesar de la caída de las acciones bancarias tras la victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones del domingo. Su éxito allí explica por qué sus acciones cotizan con una prima de 20 por ciento sobre el valor en libros. El país está en auge a medida que las cadenas de suministro se desplazan de China al vecino de bajo costo de Estados Unidos. La rentabilidad sobre el capital en todo el sistema bancario mexicano de 19 por ciento el año pasado fue la más alta en más de una década.
Ambos bancos intentarán mostrar su mejor cara en los meses previos al lanzamiento de la oferta pública de adquisición. El as bajo la manga de Sabadell es que 50 por ciento de sus accionistas son inversionistas minoristas. Muchos de ellos también son clientes. BBVA tendrá dificultades para conseguir que acudan a la licitación sin el apoyo del consejo de administración de Sabadell.
Pero Torres, con la flexibilidad necesaria para aumentar su oferta, puso la vara baja, con solo el 50.1 por ciento necesario para proceder. Las perspectivas para el sector bancario en España, donde los precios de los préstamos tienden a estar fuera de las tasas del mercado, son más difíciles a medida que las tasas de interés empiezan a bajar.
El mercado parece convencido, con más de 80 por ciento de posibilidades de éxito, opina Mark Kelly de MKP Advisors. Ya sea debido a un contexto económico cambiante o a una mejora en el precio, es demasiado pronto para descartar las posibilidades de BBVA.