Proyectar una sucesión pocas veces es fácil, siempre es esencial. La salida repentina del director ejecutivo de HSBC, John Flint, relevado de su cargo por el consejo de administración después de solamente 18 meses en el puesto, muestra lo que sucede cuando las cosas salen mal. La compañía ahora tiene la oportunidad de corregir el rumbo, romper con la tradición y buscar un candidato que pueda cambiar la cultura del banco y articular una nueva estrategia para China continental.
La salida de Flint el lunes pasado se produjo después de la ruptura de relaciones con el consejo directivo, dominado por el presidente Mark Tucker, un ex ejecutivo de seguros. Flint fue el candidato favorito del anterior director ejecutivo Stuart Gulliver, quien salió del banco el año pasado luego de una gestión que se centró en solucionar problemas heredados relacionados con la crisis de las hipotecas de alto riesgo y los escándalos de lavado de dinero en los que se vio involucrada la firma financiera. Flint, que había pasado 32 años en el banco, era un fiel aliado de Gulliver, otro empleado “de toda la vida”.
Los jefes salientes pueden preguntar si la compañía necesita una ruptura radical con el pasado. Los llamados conocedores del sector con experiencia en la empresa suelen brillar cuando se trata de mantener a una firma ya próspera. Sin embargo, las personas externas pueden aportar una nueva perspectiva y desafiar la ortodoxia corporativa.
La salida de Gulliver ofreció una oportunidad, pero el recién nombrado Mark Tucker optó por la forma conocida. Esa opción de aversión al riesgo no dio resultados: los colegas rinden tributo a la inteligencia de Flint, pero dicen que carecía de visión. El consejo directivo se quejó de que era lento para tomar decisiones. Al ser introvertido le resultaba difícil llevarse bien con el presidente Tucker y carecía de otros aliados fuertes dentro del banco para que hablaran en su nombre.
Sin embargo, muchos de los problemas reflejan la posición en la que se encontraba. Flint tenía que ser un capitán efectivo no únicamente para solo un barco sino para toda la flota HSBC repartida en Gran Bretaña, Estados Unidos, Hong Kong y Asia. Con una fuerte presencia en China y una sede en Londres, se enfrentó no solo a un desafío de gestión sino también a uno físico. Según se informa, Flint encontró que los programas de viajes y las horas de trabajo eran agotadoras. Se quejó de que tenía problemas para dormir.
Los cuatro principales mercados del banco enfrentan nubarrones. Como el banco minorista más grande de Hong Kong, está expuesto a la agitación política en el territorio; sus líneas de negocios son maduras y es poco probable que entreguen algo más que un crecimiento marginal. Su otro mercado interno, Gran Bretaña, enfrenta una posible desaceleración en caso de que se dé un brexit desordenado. La operación en Estados Unidos, que adquirió en 2003, nunca obtuvo utilidades, mientras que en la misma China el banco corre el riesgo de quedar atrapado en medio de la guerra comercial entre Pekín y Washington. Se enfrenta a acusaciones de ayudar al gobierno estadunidense en su investigación sobre la compañía de telecomunicaciones Huawei, de la que se sospecha tiene vínculos estrechos con la clase dirigente militar de China.
El próximo director ejecutivo necesita visión y excelencia operativa. Deben arreglar las operaciones estadunidenses o abandonar el mercado por completo. En Hong Kong, el banco necesita una mejor oferta digital. Es el banco minorista dominante en la antigua colonia británica, pero se enfrenta a la competencia de organizaciones en línea nuevas y más ágiles. Quien quede a cargo deberá dar prioridad a su relación con el presidente Tucker y formar un equipo efectivo.
Sin embargo, de manera crítica, el próximo director ejecutivo enfrenta dos retos clave. En primer lugar, debe cambiar la cultura en el banco, que puede ser anticuado y viene con una enorme jerarquía. En segundo lugar, saber responder al clima cambiante en China, al asegurarse de que tienen a las personas adecuadas para aprovechar al máximo su condición de puente entre el este y el oeste. Lo más importante es que el nuevo director ejecutivo de HSBC tendrá que considerar, en algún momento, a su propio sucesor.
ESCÁNDALO
CONDENAN A UN EX EJECUTIVO
Un ex director de la filial suiza de HSBC recibió una condena en enero pasado en París por la evasión fiscal de miles de contribuyentes franceses en 2006 y 2007, revelaron Bloomberg y AFP.
Tras declararse culpable, Peter Braunwalder, de 68 años, pagará una multa de 500 mil euros y purgará un año de prisión por hechos de blanqueo de fraude fiscal y ventas ilícitas por parte de residentes franceses. París estimó en mil 670 millones de euros los montos exentos de impuestos de manera fraudulenta.
LA LISTA FALCIANI Y SUS 127 MIL CUENTAS
La llamada lista Falciani permitió identificar en 2009 al menos 127 mil cuentas bancarias pertenecientes a 79 mil personas de 180 nacionalidades diferentes.
La condena a Braunwalder fue pronunciada poco más de un año después de que esta filial del gigante británico, especializada en la banca privada, resolviera su propio contencioso con la justicia francesa.
En noviembre de 2017, HSBC Private Bank acordó pagar una multa de 300 millones de euros para evitar una demanda por fraude fiscal de blanqueo de dinero.
MRA