El primer ministro Fumio Kishida tomó medidas para restablecer el estatus de Japón como nación alimentada por energía nuclear por primera vez desde la crisis de Fukushima de 2011, al acelerar el reinicio de los reactores y destacar la construcción de nuevas plantas.
La decisión de Kishida de respaldar políticamente al sector de la energía nuclear tiene la intención de frenar el aumento de los costos de energía para los hogares y las empresas y apoyar a los fabricantes de tecnología nuclear de Japón.
“Como resultado de la invasión de Rusia a Ucrania, la situación energética mundial cambió drásticamente”, dijo Kishida.
“Pase lo que pase a escala mundial, tenemos que preparar con antelación todas las medidas posibles para minimizar el impacto en la vida de las personas”, dijo, y agregó que el gobierno se propondrá presentar planes concretos para el sector nuclear antes de que acabe el año.
El plan para construir de nuevos reactores nucleares, que según los expertos pueden ser más seguros que los que utilizan las tecnologías existentes, marca un giro de 180 grados en la política del gobierno desde la crisis de Fukushima.
El primer ministro ya había anunciado la reactivación de algunas plantas nucleares después de que Tokio estuvo a punto de sufrir un apagón este año. Con la aceleración pretende recuperar 17 de un total de 33 reactores operativos para el verano del próximo año y prolongar la vida de las plantas existentes.
La esperanza de una reactivación nuclear hizo que las acciones de Tokyo Electric Power, propietaria de los tres reactores que se fundieron en Fukushima, subieran 10 por ciento, mientras que las del proveedor nuclear Mitsubishi Heavy Industries aumentaron 6.9 por ciento y las de Japan Steel Works 5.5 por ciento.
No se han construido nuevas plantas nucleares en Japón desde la catástrofe de 2011, cuando el mayor terremoto de la historia del país provocó la fusión de la central de Fukushima Daiichi.
El aumento de los precios mundiales de la energía, alimentado en gran medida por la invasión a Ucrania, hizo que otros países se replanteen su política energética, en especial Alemania, que está reconsiderando su plan, decidido a raíz de Fukushima, de abandonar la generación nuclear a finales de este año.
La política energética de Japón está en gran medida paralizada desde que la catástrofe de 2011 provocó el cierre de la mayoría de sus reactores nucleares. Esto obligó a la economía avanzada más grande de Asia a quemar más carbón, gas natural y combustóleo incluso cuando se compromete a lograr el cero neto de emisiones de carbono para 2050.
Dado que Japón importa la mayor parte de su energía, también recibió un duro golpe por el aumento de los precios de las materias primas. El país depende de Rusia para alrededor de 9 por ciento de su gas natural licuado.
“Ahora es el momento perfecto para hacer esto”, dijo Tom O’Sullivan, de la consultora de energía Mathyos, señalando que Kishida no se enfrenta a ninguna elección importante en los próximos tres años. “Japón ya paga más por la electricidad que la mayoría de los países del Grupo de los Siete, por lo que la competitividad industrial también es un problema”.
Antes de Fukushima, Japón obtenía un tercio de su electricidad de sus reactores nucleares. Ahora solo seis están en funcionamiento y su reanudación se ve obstaculizada por una serie de incidentes de seguridad y una profunda desconfianza de la opinión pública hacia Tepco y otras compañías eléctricas.
Este año, las compañías japonesas intensificaron el cabildeo para que se vuelvan a poner en marcha las centrales nucleares, según personas implicadas. La amenaza de apagón en Tokio y la invasión a Ucrania contribuyeron en gran medida a ampliar el número de empresas involucradas, dijeron, aunque en realidad muchas habían comenzado sus llamados a favor del reinicio tras el décimo aniversario de la crisis de Fukushima.
“Existía la sensación de que ya había pasado suficiente tiempo y de que la opinión pública estaba más preocupada por el suministro de energía que por el riesgo nuclear”, de acuerdo con una persona cercana a la unidad de elaboración de políticas del gobernante Partido Liberal Democrático.
Pero señaló que la resistencia local seguirá fuerte, por lo que es prematuro asumir que los 17 reactores disponibles se volverán a encender. Las elecciones locales en todo el país en los próximos años mostrarán la opinión pública sobre la energía nuclear.
La situación geopolítica aumentó la urgencia de que Japón empiece a desarrollar reactores nucleares nuevos y más seguros, dijo Frank Ling, científico jefe del Anthropocene Institute.
Kishida también puede ampliar la competitividad de Japón en la venta de tecnologías nucleares, dijo Ling, “en especial en el sudeste asiático, donde hay necesidad de desarrollo energético”.