¿Qué nos dice el repunte inflacionario actual sobre las perspectivas a largo plazo? Me voy a centrar en Reino Unido, pero la lección general puede ser relevante en otros lugares: es irracional creer que los bancos centrales alcanzarán sus objetivos con el tiempo. Más en concreto, el aumento de precios será asimétrica, con mayores distancias de dar en el blanco al alza que a la baja.
Hace unas dos décadas, tuve un debate con uno de los funcionarios de más alto nivel en ese entonces del Banco de Inglaterra en el que se sugirió que, aunque el banco rara vez alcanzaría el objetivo de 2 por ciento con precisión, con el tiempo los errores deben ser simétricos. El resultado esperado a largo plazo debe ser el nivel de precios implícito en la meta anual. Para muchos esta expectativa sobre el futuro nivel de precios era tan importante como la inflación anual, ya que determina el valor real de un contrato con denominación en libras: un bono convencional o una renta vitalicia. Esto parece una combinación magnífica y una justificación de los objetivos. El reciente repunte de la inflación nos obliga a preguntarnos si es cierto y parece que no.
Empecemos en 2003, cuando el objetivo de Reino Unido estaba vinculado al índice de precios al consumidor. Desde entonces, el nivel real de precios rara vez está y solo muy ligeramente por debajo del nivel implícito en la inflación acumulada de 2 por ciento, a pesar del choque desinflacionario a largo plazo de la crisis financiera de 2007-2009 y sus secuelas, pero la desviación fue pequeña. En febrero de 2021, el nivel de precios era apenas 2 por ciento superior al que implicaba el éxito constante de alcanzar el objetivo.
La historia ha sido muy diferente. En junio de este año, el nivel de precios al consumidor era 17 por ciento superior al del nivel implícito en el objetivo. Esto siguió a un aumento acumulado de 21 por ciento durante los tres años previos. Reino Unido había sufrido el equivalente a casi 10 años de inflación de 2 por ciento en menos de un tercio de ese tiempo. En agosto, era como si la inflación hubiera aumentado a una tasa compuesta de 2.8 por ciento desde junio de 2003, y no de 2 por ciento.
Hasta hace poco, muchos responsables de las políticas estaban preocupados por la acumulación de no dar en el blanco del objetivo. En Estados Unidos esto llevó a la decisión de compensar en la política futura las ocasiones pasadas en que no se dio en el blanco del objetivo. Esto no era entonces un problema para el Banco de Inglaterra, pero supongamos que los errores del pasado importaran. Incluso con inflación cero, habría que esperar hasta mediados de 2031 para que el nivel de precios volviera a ubicarse en 2 por ciento de inflación de junio de 2003.
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Este gran desvío ofrece algunas lecciones importantes, como que es muy improbable que los niveles de precios se desplomen a la baja, pero con facilidad se pueden disparar al alza. La segunda lección es que los responsables de las políticas se esfuerzan mucho más por evitar la deflación que la inflación por encima del objetivo.
El estado del ciclo económico también afecta el pensamiento de los economistas. Hay razones válidas para preguntar si el 2 por ciento es el mejor objetivo; sin embargo, solo unos cuantos argumentaron que debe reducirse en el periodo inmediato tras la crisis financiera. Sin embargo, más recientemente, los economistas influyentes empezaron a argumentar a favor de un objetivo más alto, ya que la inflación aumentó. Además, como indicó Soumaya Keynes, algunos economistas también señalan que una política monetaria más estricta puede causar cicatrices económicas a largo plazo. Seguramente esto es cierto. Pero también era de esperar que la gente planteara este argumento cuando la inflación era alta.
Mi conclusión es que, a largo plazo, la política monetaria será asimétrica. En las recesiones, los bancos centrales se van a flexibilizar rápida y bruscamente. En los auges inflacionarios serán reacios a responder tan rápido. Entonces, con el tiempo, es probable que la inflación promedio sea más alta que el objetivo.
Por eso apoyo las opiniones de Catherine Mann, ex economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y ahora miembro del Comité de Política Monetaria.
Como argumenta en un discurso que invita a la reflexión: “Preferiría pecar de endurecer demasiado”. La duración de una inflación elevada es importante, sobre todo porque eleva la probabilidad de que la gente concluya que una inflación de 2 por ciento es un resultado poco probable a largo plazo. La evidencia de Reino Unido sugiere que no es así. Una persona racional no debe creerlo.