En la página de LinkedIn de Ryan Roslansky figuran 46 habilidades, que van desde la gestión de productos hasta la resolución de problemas. Pero ninguna de ellas lo preparaba plenamente para dirigir la red de contactos para profesionales cuando asumió el cargo de director ejecutivo hace tres años.
“Creo que solo se aprende a ser CEO siendo un CEO”, dice. “El primer día en un puesto como éste, entras en un mundo en el que vas a enfrentarte a una gran lista de retos inesperados que no sabes cómo hacer. El problema es que todo el mundo espera que sepas hacerlo”, comenta Roslansky.
Sentado detrás de la computadora, en el piso 16 de la sede de LinkedIn en San Francisco, con un librero detrás, en el que hay un dibujo de Baby Yoda hecho por su hija y un cartel que dice “las cosas difíciles son difíciles”, Roslansky señala la pantalla oscura de su computadora. La volverá a encender después de nuestra conversación de una hora y descubrirá que lo mencionaron 500 veces en LinkedIn. Con 20 mil empleados y más de 930 millones de usuarios, algo habrá fallado.
Los clientes, cuyas quejas van desde fallos rutinarios a comentarios falsos y abusos por parte de estafadores, lo buscarán para que lo solucione. “Probablemente no aparezca en mi perfil de LinkedIn, pero creo que la habilidad más importante que tuve que adquirir de inmediato fue a administrar mi psicología”, dice Ryan Roslansky.
“La estrategia de producto, la estrategia de negocios, las personas, las operaciones: esas cosas las puedes descifrar fácilmente, pero tienes que aprender a poner rápidamente tu mente en el lugar correcto”, añade.
Hacerlo, dice este ejecutivo de 45 años, requiere en primer lugar de armar al equipo adecuado a tu alrededor, tanto subordinados directos como mentores (entre los que destaca diplomáticamente a Satya Nadella, el director ejecutivo de Microsoft, que dirigió la adquisición de LinkedIn por parte del grupo de software en 2016). En segundo lugar, “no puedes dejar que las subidas sean demasiado altas, ni que las bajadas sean demasiado bajas... tienes que mantener una especie de banda estable en medio de todo eso”. Y por último, dice, no puedes quedarte tan atrapado en las minucias del día a día, que pierdas de vista la visión corporativa más amplia.
Roslansky expone estas ideas con un estilo nítido, como corresponde a un ejecutivo que puso en marcha los programas de influencers y contenidos, que hicieron que LinkedIn pasara de ser un sitio para reclutadores y buscadores de empleo, a convertirse en un paraíso para la difusión de opiniones sobre cómo llegar a la cima y qué hacer una vez que llegas.
Los currículos, que los miembros de LinkedIn han compartido desde sus inicios hace dos décadas, suman 10 mil millones de años de experiencia, dice. Uno de los retos de su función ha sido encontrar la manera de “sacar todo este conocimiento de la cabeza de las personas”.
Él Dice"Tienes que aprender
a poner rápidamente tu mente en el lugar correcto."
Las nuevas herramientas para compartir, los feeds de noticias, los boletines y las series de videos que él y su equipo crearon se diseñaron para que los usuarios regresen más seguido. “Resolver problemas es un argumento de uso mucho más frecuente que la búsqueda de trabajo”, señala.
El perfil del mismo Roslansky en LinkedIn detalla sus 14 años en la empresa, empezando como jefe de producto en 2009, y sus trabajos anteriores en Glam Media, Yahoo y la startup puntocom inmobiliario, por la que abandonó la universidad en 1997 para hacerse cargo de la dirección.
Pero no captura la experiencia que, según él, más lo formó como líder: un episodio de su infancia. Roslansky creció en las montañas de Sierra Nevada, cerca del lago Tahoe. Sus padres eran hippies convertidos en empresarios inmobiliarios, que le enseñaron a tomar las riendas de su carrera.
Cuando tenía 13 años, lo subieron a un avión con rumbo a Florida, donde se matriculó en la Academia de Tenis Nick Bollettieri, junto a jugadores de la talla de Maria Sharapova y Andre Agassi. Al ser el único estadounidense en el dormitorio, “aprendí a sobrevivir entendiendo muy bien a los demás”, recuerda, lo que le permitió comprender más tarde lo que motiva a la gente y su forma de pensar. “Como persona de producto, es probablemente la habilidad más importante que uno puede tener”, dice.
Roslansky se describe a sí mismo como un líder “adaptable”. “Puedes decidir prácticamente que vas a adaptarte como líder, o puedes seguir siendo quien eres”, explica. Pero cuando se presenta un reto, prefiere hacer “pequeños giros” en vez de “dar bandazos”, es decir, ir demasiado lejos en una nueva dirección, solo para luego tener que dar marcha atrás.
Hay un lugar en el que la adaptación y los giros parecen no haber dado sus frutos. En mayo, LinkedIn cerró su aplicación de empleo para usuarios chinos y recortó más de 700 puestos de trabajo, ante la feroz competencia y el escrutinio regulatorio. El Financial Times calificó la primera fase de su retirada de China—el cierre de su red social en 2021—, como el final de una concesión insostenible entre utilidades y ética.
“Constantemente estoy buscando la forma de hacer que LinkedIn funcione en China”, admite Roslansky. Dice que sigue creyendo en las oportunidades que ofrece la inmensa población activa del país, aunque todavía no encuentra un caso de negocio sostenible.
LinkedIn mantiene abiertas sus opciones, al permitir que las empresas chinas contraten a través de su plataforma global, señala, pero “una de las peores cosas que puedes hacer... es mantener algo que solo está funcionando más o menos y pensar que el año que viene va a ser el año en que realmente va a funcionar. Lo intentamos durante diez años”.
A Roslansky lo nombraron para el puesto más alto de LinkedIn en febrero de 2020, semanas antes de que se declarará la pandemia, y tomó las riendas en junio, cuando de forma repentina se congelaron las contrataciones y la publicidad, lo que estaba estrangulando las dos principales fuentes de ingresos de la empresa. Desde el principio apostó fuerte porque LinkedIn pudiera encontrar un nuevo crecimiento desplegando herramientas para los usuarios que estaban sin trabajo, impulsando contenidos de desarrollo de habilidades para los que cambiaban de trabajo, en lo que denominó “la gran reorganización”, y ayudando a los empleados, que antes estaban en las oficinas a navegar por el cambio al trabajo remoto.
“Puse todos mis huevos en la canasta de que vamos a transformar LinkedIn, para ayudar al mundo a aprender cuando no pueden reunirse en persona, vender cuando no puedes ir a conocer a un cliente y contratar cuando no puedes entrevistar a alguien frente a frente”. A medida que las empresas empezaron a contratar y a anunciarse de nuevo, los ingresos subieron de 8 mil millones de dólares (mdd) a 10 mil 300 mdd hasta junio de 2021. Se espera que superen los 15 mil mdd para junio de 2023.
En el camino, Roslansky ha trabajado para dominar la plataforma que ayudó a crear. Con más de 725,000 seguidores, se convirtió en una de las “Top Voices” de LinkedIn, parte de un panteón de influencers corporativos, que incluye a Bill Gates, Arianna Huffington y Nadella. Observo que sus videos habituales en el sitio, en los que entrevista a otros ejecutivos sobre sus trayectorias, también lo convierten en una especie de rival para los periodistas que escriben sobre liderazgo, comenta.
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