Él es Masayoshi Son, fundador y CEO de SoftBank

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El irrefrenable inversionista intentará hacer un nuevo milagro para recuperar la magia de Vision Fund, luego de las duras caídas provocadas por la pandemia.

Masayoshi Son, fundador y CEO de SoftBank.
Kana Inagaki y Leo Lewis
Ciudad de México /

En algunas compañías japonesas, las filas que murmuran se refieren al presidente fundador a sus espaldas como kamisama: “dios”. A medida que la deidad envejece, según esa tradición, su estado divino y su infalibilidad se elevan. Incluso cuando empieza a cometer errores. 

No todos los fundadores merecen este título. Pero Masayoshi Son, el irrefrenable fundador de SoftBank y su tótem de espectaculares ciclos de riesgo y fabulosas recompensas, ha sido el kamisama arquetípico de Japón por décadas.

Ha dirigido e inspirado, y ha sido adorado. Y, para apoyar la fe de sus adherentes, hizo milagros: su inversión de 20 millones de dólares (mdd) en Alibaba, que ahora tiene un valor cercano a 140,000 mdd, es una de las más grandiosas en la historia de la tecnología. 

Esto puede explicar por qué Son, cuando admitió esta semana la peor pérdida en la historia de SoftBank y el colapso de algunas de sus visiones más preciadas, se comparó con Jesucristo y se dijo “igual de incomprendido”, ante un grupo de inversionistas en una teleconferencia. 

En las mejores circunstancias, dice el personal de Son, los preparativos para las presentaciones trimestrales de resultados muestran la versión más agresiva del segundo multimillonario más rico de Japón, quien siempre tiene en su cabeza una imagen perfecta de lo que debe aparecer en la pantalla, exige ensayos tensos que pueden durar todo un día y no acepta un “no” por respuesta. 

Pero no son las mejores circunstancias. covid-19 destruyó vidas, compañías y modelos comerciales completos. En el caso de Son, la pandemia destruyó las muestras de entusiasmo, optimismo y carisma en las que se apoya todo gran visionario.

Misayoshi Son se las arregló con recompras de acciones sin precedentes y la promesa de una venta de activos por 41,000 mdd, para impulsar el precio de las acciones de SoftBank y lograr un repunte de 71% desde el mínimo de marzo, superando por mucho el índice de referencia Topix. Pero falta la magia, opinan algunos inversores.

El Vision Fund de SoftBank, de 100,000 mdd, sufrió pérdidas no realizadas, lideradas por fuertes golpes a las emblemáticas inversiones en WeWork y Uber. 

Durante una presentación distinta, mostró diapositivas de varios unicornios tecnológicos de SoftBank ascendiendo una montaña. Enseguida, varios habían caído, con las piernas rotas, al fondo del “valle del coronavirus”.

Algunos, prometió Son, lograrán tener alas y superarán el abismo. Pero también predijo que 15 de las 88 startups del Vision Fund quebrarán y se negó a descartar más pérdidas en una segunda ola de infecciones. “Nadie sabe lo que sucederá en el futuro”, dijo. 

Algunos inversionistas pensaron que parecía estar luchando por mantenerse a flote. Otros se preguntaron si aún merece la fe que muchos depositaron en él.


Hijo de inmigrantes coreanos de segunda generación a Japón, Son ya desafió anteriormente a los escépticos. Conoció a su esposa mientras estudiaba en la Universidad de California, Berkeley, y utilizó el dinero de la venta de una patente a Sharp para crear una compañía de internet.

En las décadas siguientes, se embarcó en una vertiginosa variedad de acuerdos, entre ellas su participación en Alibaba en 1999 y la adquisición de 31,000 mdd del fabricante de chips Arm Holdings en 2016.

Ahora, el hombre de 62 años está bajo presión, por parte del inversionista y activista Elliott Management y otros, de tener que producir otro milagro. Son prometió a los inversores esta semana que sería más “cauteloso”. Esa sola palabra —rara vez asociada con él— muestra lo fuerte que golpeó la pandemia

La tensión se muestra en muchos lugares. Sus ejecutivos convencieron a Son para que considerara la venta de activos, entre ellas las participaciones en las operaciones nacionales de telecomunicaciones de T-Mobile US, Alibaba y SoftBank. El fundador de Alibaba, Jack Ma, un aliado cercano, renunció al consejo de administración de SoftBank, la tercera pérdida de un director de alto perfil en los últimos meses. 

Personas cercanas a Son dicen que la pandemia dejó una huella personal aún más profunda. Padre de dos hijas, se convirtió en un activista antinuclear después del desastre de Fukushima en 2011. Ahora regresó a Twitter después de un silencio de tres años, dedicando gran parte de su tiempo personal a encontrar cubrebocas y batas para los médicos de primera línea. 

Para algunos inversionistas, el comentario de Jesús fue torpe, pero también brinda un vistazo a la psique de un hombre cuyo éxito siempre ha dependido de que los consumidores e inversionistas compartan su visión de expansión.

El éxito de su próximo acto tal vez dependa más de sus poderes de liderazgo que de sus habilidades como negociador. Y eso podría obligarlo a recuperar el control total del Vision Fund. “Podría decirse que Son se alejó demasiado”, dice Richard Kaye, gerente de cartera de la gestora Comgest y accionista de SoftBank desde 2013. 

Un día después de dar a conocer la histórica pérdida de 13,000 mdd, el humilde kamisama tuiteó: “La causa del fracaso recae completamente en mí, no en el exterior. No hay camino a seguir hasta que lo admita”.

srgs

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