Los reguladores financieros deben aumentar “significativamente” sus presupuestos a raíz de las recientes crisis bancarias, dijo el jefe del organismo que agrupa a los bancos centrales, argumentando que una supervisión diaria más intensa es fundamental para prevenir las quiebras.
Los responsables políticos de todo el mundo sopesan cambios en las reglas para aislar mejor a los bancos de riesgos como las variaciones de las tasas de interés y la rápida fuga de depósitos, dos factores que alimentaron la mayor oleada de quiebras desde la crisis financiera mundial de 2007-2008. Entre las crisis de más alto perfil, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por su sigla en inglés) cerró Silicon Valley Bank (SVB) a principios de marzo, mientras que Credit Suisse se vendió a la fuerza a su rival suizo UBS una semana después.
Agustín Carstens, director del Banco de Pagos Internacionales (BPI), dijo que, si bien había razones para hacer “ajustes” regulatorios, la estrategia tiene sus limitaciones porque “simplemente no hay un nivel razonable de capital mínimo y liquidez que pueda hacer viable a un banco si tiene un modelo de negocio insostenible o una mala gobernanza”.
“La principal causa de las recientes crisis bancarias fue el incumplimiento por parte de los directores y altos directivos de sus responsabilidades”, señaló Carstens en la conferencia anual de la Federación Bancaria Europea en Bruselas. “Los modelos de negocio eran deficientes, los procedimientos de administración de riesgos lamentablemente inadecuados y la gobernanza inexistente”.
Carstens, cuya institución tiene responsabilidad de la estabilidad financiera mundial y alberga el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, dijo que esos problemas “existían mucho antes de que los depositantes huyeran y los inversionistas perdieran la confianza” y que muchos de ellos debieron “identificarse y solucionarse con antelación”.
“La supervisión bancaria tiene que mejorar su actuación”, dijo, argumentando que el gasto debe aumentar “significativamente” para ayudar a los supervisores a garantizar que los bancos tengan una mejor administración y puedan hacer frente al impacto de los cambios en las tasas de interés o los avances tecnológicos que permiten un pánico bancario más rápido.
El aumento del gasto en regulación podrá financiarse con una “gama” de opciones, entre ellas mayores contribuciones de los bancos. “Algunos se van a quejar, sin duda”, dijo, “pero será dinero bien gastado. Las crisis financieras generan enormes costos sociales y financieros. Al reducir su probabilidad, las inversiones en un marco de supervisión más eficaz sin duda serán más rentables”.
Carstens no especificó qué regiones deben gastar más. La mayoría de las quiebras de 2023 se produjeron en bancos estadunidenses de tamaño medio, como Signature Bank y First Republic. La Fed indicó que la supervisión de SVB carecía de “suficiente fuerza y urgencia”, pero su desplome fue causado por una relajación de las reglas durante la presidencia de Donald Trump, incluido un cambio que permitió a los bancos medianos no reservar capital para pérdidas no realizadas en sus carteras de valores.
En un informe reciente de Oliver Wyman se encontró que las comisiones promedio de supervisión que pagan los bancos de EU ya duplican el nivel de las comisiones en la Unión Europea, aunque los más pequeños del bloque se enfrentan a mayores costos de supervisión que en Estados Unidos. Un ejecutivo de un banco global dijo que las grandes jurisdicciones gastan cantidades sustanciales en supervisión, citando el presupuesto operativo de 2 mil 400 mdd de la FDIC. “La pregunta es si (los reguladores) gastan el dinero de la forma adecuada”.
Carstens llamó a los supervisores a encontrar y desarrollar “suficiente experiencia en áreas como la ciberseguridad, el análisis de datos y la inteligencia artificial”, para seguir el ritmo del “impacto de largo alcance de la disrupción tecnológica” y mejorar su eficiencia.