Ya pasaron los días en el que la tensión monetaria de los mercados emergentes llevaba a los inversionistas a tirar el grano con la paja.
Los inversionistas en monedas latinoamericanas en gran medida desdeñaron el colapso del peso argentino, ya que las otras cuatro monedas principales lograron resultados muy diferenciados en los últimos años.
De las cuatro monedas latinoamericanas que más operan, el peso mexicano claramente es el que ha tenido los mejores resultados, a pesar de que México recientemente cayó en una recesión técnica con dos trimestres consecutivos con un crecimiento negativo del PIB.
Parece que el peso se benefició del crecimiento ininterrumpido de México de 2015 a 2017, cuando Brasil y Chile cayeron en recesiones y el crecimiento de Colombia casi se detuvo.
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Lo que separa la economía de México de la de los demás es una gran base industrial: casi dos terceras partes de las exportaciones son productos manufacturados.
Esto es un marcado contraste con gran parte del resto de América Latina, que depende en mayor medida de las industrias extractivas y la agricultura para obtener sus ingresos de exportaciones.
Como tal, el desplome de los precios de las materias primas en 2014 y 216 causó estragos en Brasil y golpeó a Chile y Colombia, pero tuvieron poco impacto en México.
Sin embargo, la expansión de México se encuentra bajo presión por una política monetaria más estricta y un crecimiento interanual del PIB que pasó a negativo.
Además, la curva de rendimiento de México se invirtió incluso aún más en los últimos meses, tal vez como presagio de una desaceleración económica más profunda en el futuro.
Para evitar la posibilidad de una recesión profunda, el Banco de México comenzó a recortar las tasas de interés.
Pero sus tasas aún son extraordinariamente altas tanto en términos nominales como reales, hecho que se refleja en la curva de rendimiento que aún está invertida.
La inflación, que subió en 2016 y 2017, comenzó a disminuir, pero se mantiene en niveles por encima de su rango de 2013 a 2016, tal vez contribuyendo a la renuencia del Banco de México a recortar las tasas más rápidamente.
Además, el desempleo —que generalmente se considera un indicador rezagado del crecimiento— comenzó a aumentar pero se mantiene en niveles bastante bajos, a pesar del crecimiento negativo del PIB y la estricta política monetaria.
El nivel de desempleo todavía bajo también puede estar obstaculizando el camino hacia una política monetaria más flexible.
Sin embargo, el hecho de un crecimiento negativo del PIB y una curva de rendimiento invertida sugiere que la tasa de desempleo de México probablemente va a subir más e incluso podría comenzar a aumentar a un ritmo acelerado.
El aumento del desempleo no necesariamente ayuda a calmar la inflación. La relación entre desempleo e inflación (conocida como la curva de Phillips) es notablemente plana en México como lo es en muchos países más.
Como tal, una recesión puede no hacer tanto para reducir una inflación de una manera tan rápida y plena como el banco central podría esperar.
Quizás lo más preocupante para México es la dependencia que tiene en Estados Unidos como mercado de exportación.
Las exportaciones representan 33 por ciento del PIB de México, y 73 por ciento de esas exportaciones (o 24 por ciento del PIB) tienen como destino EU.
El hecho de una desaceleración de la economía de Estados Unidos y una curva de rendimiento todavía plana de EU —incluso después de tres recortes de tasas por parte de la Reserva Federal— pone en riesgo la salud de la economía mexicana.
México parece ser un candidato para nuevos recortes de tasas y para la depreciación de la moneda / bajo desempeño en los próximos años.
Sin embargo, no todas las noticias en México son malas.
En un aspecto fundamental, México tiene una economía extremadamente saludable: tiene uno de los niveles más bajos de deuda del sector público y privado del mundo.
La deuda pública y privada total está por debajo de 80 por ciento del PIB, en comparación con de 110 a 160 por ciento de la deuda total al PIB del grupo de sus pares latinoamericanos o 250 por ciento en EU, Europa occidental y China.
Además, las empresas conjuntas del sector privado con Pemex, la compañía petrolera estatal, aportarán fondos adicionales al gobierno que se podrían reinvertir en infraestructura u otras formas de estímulo fiscal.
En contraste con las economías altamente endeudadas con bajas tasas de interés, como las de Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y China, México goza de un amplio margen tanto para el estímulo fiscal como monetario.
Sin embargo, activar ese estímulo podría tener el costo de sacar al peso de su posición en la cima de las listas de divisas de América Latina.
CLAVES
MONEDA ESTABLE
De las cuatro monedas de América Latina, el peso mexicano es el que ha tenido mejores resultados.
MOTIVO
Todo indica que el peso se benefició del crecimiento del país de 2015 a 2017, cuando Brasil y Chile cayeron en recesión.
LA DIFERENCIA
Lo que diferencia la economía mexicana del resto de las latinoamericanas es su gran base industrial.
LA PRESIÓN
Son diferentes elementos los que presionan al país, entre ellos la política monetaria más estricta, el crecimiento del PIB que pasó a negativo, entre otros.
BUENA NOTICIA
A diferencia de otras grandes economías México no está altamente endeudado, por el contrario goza de un amplio margen, tanto para estímulo fiscal como monetario.
Erik Norland: Economista de CME Group.