En cuanto Karina --el nombre se cambió para mantener el anonimato-- empezó a trabajar en una de las principales compañías del sector de los videojuegos, se dio cuenta de que el ambiente laboral no era bueno. “Era cultura ‘bro’ (un tipo de cultura de masculinidad machista, predominantemente blanca), como estar en una fraternidad (de la universidad)”, dice. No solo había una cultura de beber en el lugar de trabajo desde la hora del almuerzo, sino que los compañeros hacían comentarios sobre sus pechos, le rodeaban la cintura con los brazos y le tocaban las piernas.
“Todo esto ocurría en los primeros seis u ocho meses de trabajo”, explica. Los incidentes ocurrieron hace unos años, pero una mujer más joven que se incorpore ahora al sector podría descubrir que no ha cambiado lo suficiente.
El sector de los videojuegos es blanco de críticas desde hace mucho tiempo por la falta de mujeres trabajadoras, debido en parte a una serie de denuncias de acoso sexual y discriminación en todo el sector.
En los últimos cinco años, varios grandes estudios de videojuegos, como Activision Blizzard, Ubisoft y Riot Games, se han enfrentado a acusaciones de una cultura de sexismo y acoso en sus organizaciones.
Un problema de imagen
Aunque el número de mujeres que trabajan en el sector de los videojuegos aumenta lentamente, algunas exigen una mejor representación dentro de la industria actual de 200 mil millones de dólares (mdd), para llegar a las consumidoras a través de juegos más diversos.
“La industria tiene un problema de imagen”, dice Marie-Claire Isaaman, directora ejecutiva de Women in Games, una organización sin fines de lucro que trabaja con la industria para cerrar la disparidad de género en el sector. Argumenta que tanto la toxicidad dentro de las empresas como el maltrato en línea por parte de los jugadores “desanima a las mujeres” a solicitar empleo. Si bien la industria brinda oportunidades para trabajar creativamente en juegos que miles de millones de personas juegan en todo el mundo, las oportunidades en el nivel inicial todavía son limitadas.
Según datos de la Game Developers Conference, un importante evento anual para desarrolladores, aproximadamente 23 por ciento de las personas en el sector son mujeres, 5 por ciento son no binarias y 70 por ciento son hombres. El número de mujeres solamente aumentó 3 puntos porcentuales con respecto al año anterior y 6 puntos porcentuales con respecto a hace cinco años.
“La mitad de la población son mujeres, la mitad de los jugadores a nivel mundial son mujeres, entonces, ¿por qué todavía nos encontramos con un número que avanza tan lentamente?” pregunta Isaamán. La respuesta, sugiere, es que las compañías podrían hacer más para contratar y fomentar el talento femenino.
Las encuestas a largo plazo realizadas por la International Game Developers (Asociación Internacional de Desarrolladores de Juegos) --que representan a personas de todos los campos del proceso de desarrollo de juegos, incluidos diseñadores, artistas, escritores y programadores-- sugieren que el trato desigual va en aumento dentro de la industria.
Cuando se le preguntó a miembros si habían experimentado o presenciado desigualdad, 75 por ciento de las mujeres que no pertenecen a la población minoría y 90 por ciento de las mujeres de las minorías dijeron que la habían experimentado, en comparación con 20 por ciento de los hombres que no pertenecían a minorías. La mitad de estos hombres dijeron que fueron testigos de ese trato.
Esto en un contexto de disminución de los empleos de desarrolladores de juegos en toda la industria. En el Reino Unido, por ejemplo, se retiraron del mercado más de 700 puestos vacantes en los seis meses hasta finales de diciembre de 2022, y el número de puestos de trabajo disponibles alcanzó un máximo de alrededor de 2 mil en junio de 2022, según la plataforma de contratación británica Games Jobs Live.
“Es bastante competitivo”, dice Sam McKinney, diseñador de juegos de Gasket Games en Canadá. “No hay muchos puestos junior. Cuando hay un puesto junior, (hay) cientos de aspirantes en las primeras 24 horas”.
McKinney no ha sufrido discriminación ni acoso y tiene la esperanza de que la próxima generación de mujeres pueda ayudar a cambiar la cultura. “El sexismo todavía es muy común en ciertas áreas de la industria pero, a medida que llega gente nueva, no lo estamos tolerando”, dice. “Algunos comportamientos que eran más aceptados hace años, ahora son inaceptables, aunque nunca estuvieron bien”.
Una industria dominada por hombres
Mara McGreal, una artista ambiental de 25 años de Radical Forge, en el noreste de Inglaterra, organiza reuniones mensuales para personas que trabajan en la industria de los videojuegos.
“Muchos eventos se basan en gran medida en beber”, dice. “Los míos son específicamente de no beber para hacerlo más abierto”.
Se están produciendo cambios. Entre los trabajadores de videojuegos --escritores, diseñadores, programadores-- la mayor proporción de hombres se encuentra en los grupos de edad mayores de 36 años, pero, entre los menores de 25 años, hay una mayor proporción de mujeres y personas no binarias, según un análisis de Ukie, el organismo de comercio de juegos de los datos de 2022.
Sin embargo, esta división se mantiene sin cambios desde 2020, al igual que el equilibrio de género en los puestos directivos, donde las mujeres representan menos de una cuarta parte de los puestos directivos y de alto nivel.
El Financial Times habló con 10 mujeres que trabajan en el sector de los videojuegos, en diferentes puestos y en todo el mundo, quienes describieron la industria como “dominada por hombres”. La mitad dijo que había experimentado acoso sexual o discriminación en sus carreras profesionales.
Alevtina Usmanova, diseñadora senior de videojuegos en Wooga en Berlín, que crea el juego móvil June’s Journey, dice que a las mujeres les resulta difícil desarrollar sus carreras. Lleva 20 años trabajando en la industria, incluso como diseñadora principal de juegos en Netflix, y señala: “He ocupado puestos bastante altos, pero para mí era inusual ver la oportunidad para que una mujer en realidad llegara allí”. Al comienzo de su carrera, le pagaban menos que a sus pares masculinos, pero ve que eso está cambiando.
Andrea Gude, tester (persona que hace pruebas de los videojuegos en busca de fallas) de desarrollo en Digital Legends, propiedad de Activision, en Barcelona, que trabaja en juegos de Call of Duty, entre otros, dice que interactuar con mujeres de alto nivel en la industria le ayudó a ganar confianza.
“El mayor problema que tuve que superar fue perder esta idea preconcebida de que (un trabajo en la industria de los videojuegos) no es la mejor carrera profesional, que no es lo suficientemente ambicioso”, explica.
Gude se unió a la compañía a principios de 2023 y ve un argumento comercial para tener más diversidad, para llegar a una audiencia más amplia de consumidores a través de juegos que las mujeres disfrutan jugar.
“A medida que más mujeres participan en el proceso de desarrollo, más mujeres pueden proponer sus ideas y hacer que su perspectiva forme parte del desarrollo, lo que también se ve en el producto”, dice Gude.
McKinney, de Gasket Games, resume su esperanza para el futuro: “A medida que las generaciones avancen en la industria, con suerte eso extinguirá (el sexismo)”.
DJR