Cuando a Toto Wolff, jefe de Mercedes-AMG Petronas Motorsport, le presentaron la Fórmula E antes de la temporada inaugural de 2014, no estaba convencido: “No pensé que fuera a sobrevivir los primeros tres años”.
Es fácil ver por qué. Con su circuito global, las carreras de Fórmula Uno llegan a 2 mil millones de visitas al año y en promedio atraen a 192 mil espectadores, dice Wolff. “No hay un deporte más grande que la F1 si consideras que hay 21 carreras por año, mientras que los Juegos Olímpicos son cada cuatro años”, agrega. “Todo lo que hay se hace pequeño”.
Entonces, cuando el fundador de la Fórmula E, Alejandro Agag, se acercó a Wolff para medir su interés en firmar a Mercedes para el circuito, él rechazó la idea, con la duda de que las carreras de vehículos eléctricos fueran lo suficientemente diferentes a las de la F1 como para atraer aficionados.
Pero Agag ha tratado de crear algo nuevo. Las reglas se diseñaron para limitar el gasto de los equipos, mejorar la competencia y atraer a los aficionados, mientras que realizar carreras en los centros urbanos atrae a un público más joven y a las familias. Con Fanboost, los espectadores incluso pueden votar para desbloquear un golpe de potencia de cinco segundos para su conductor favorito.
Con Mercedes y Porsche que ahora entran a la serie para la sexta temporada, uniéndose a marcas como Audi, BMW y Nissan, el campeonato empieza a madurar para convertirse en un deporte serio. El evento atrajo más de 6 mil millones de impresiones en redes sociales en 2017, de acuerdo con el informe de los directores en los registros financieros.
Como dijo el piloto de carreras Lucas di Grassi el año pasado: “Al principio, todos se reían de nosotros y luego empezaron a criticar. Y ahora, se unen. Así es como funciona la tecnología disruptiva”.
Malte Huneke, líder de proyecto en Porsche, dice que la automotriz alemana se une a los campeonatos ABB FIA Fórmula E por una sencilla razón: necesita un campo de pruebas para la tecnología eléctrica.
El modelo totalmente eléctrico de Porsche para el mercado de consumo, el Taycan, saldrá a finales de este año y para 2025 el fabricante de automóviles deportivos quiere que 50 por ciento de las ventas de vehículos nuevos sean de modelos eléctricos. “Buscamos un entorno competitivo para demostrar lo que somos capaces de desarrollar”, dice el directivo.
A cada equipo de Fórmula E se le proporciona el mismo chasis y la misma batería, lo que elimina cualquier ventaja entre los equipos en cuanto a aerodinámica o capacidad de potencia. Pero tienen más libertad para trabajar sobre cómo se despliega la energía, se regenera a través de los frenos o se administra mediante software y la tecnología de enfriamiento.
“El resultado, hasta el volante, está en nuestras manos”, dice Huneke. “El reto es similar al que enfrentamos con el automóvil de producción que estamos desarrollando”. En la F1, puedes comprar lo que quieras, si tienes el dinero. Sin embargo, los equipos de la Fórmula E no pueden gastar grandes cantidades en la tecnología de sus autos. Esto hace que el desarrollo de los coches de carreras sea más parecido a construir productos de consumo, lo que creas tiene que ser práctico y asequible.
A diferencia de la F1, también hay límites estrictos sobre lo que los datos que los equipos pueden enviar al conductor. Huneke dice que esto facilita la transferencia de las lecciones aprendidas en la pista de carreras a los autos en las calles. “Cuando vendemos autos, no vendemos a 10 ingenieros que se sientan con el conductor”.
La comprensión de que la Fórmula E podría comercializar la nueva ola de vehículos eléctricos es la razón por la que Mercedes también se unió al circuito. El fabricante de automóviles de lujo tiene planes de lanzar 10 modelos completamente eléctricos para 2022 y considera a la Fórmula E como una plataforma para demostrar que es un líder en la tecnología emergente, de acuerdo con Wolff.
Compite en las dos grandes
Mercedes es el único equipo que, a partir de la próxima temporada, estará tanto en la Fórmula E como en la F1: Porsche no participa en esta última desde hace algún tiempo.
Britta Seeger, jefa de Ventas de Mercedes en Daimler, su empresa matriz, señala que los vehículos eléctricos la convencieron cuando experimentó la emoción de conducir un prototipo de Mercedes. Antes de eso, ella consideraba que eran una opción prudente, pero que sacrificaba el desempeño.