Jamie Dimon estuvo en Londres la semana pasada. Entre otras prioridades, el director ejecutivo de JPMorgan le daba un espaldarazo a la última iniciativa de expansión del gigante bancario de Estados Unidos (EU), un despliegue de su marca bancaria minorista en Reino Unido, a través de una iniciativa que es exclusivamente en línea.
Las grandes ambiciones de JP a nivel mundial contrastan con las perspectivas de muchos bancos europeos. En los últimos meses, la lista de bancos de todo el continente que han optado por abandonar las operaciones en EU se hizo más larga.
La semana pasada se supo que el banco francés BNP intentaba vender Bank of the West, con sede en San Francisco. Hace un año, BBVA de España vendió su unidad estadunidense a PNC. Durante el verano, HSBC vendió la mayor parte de sus operaciones en EU a Citizens.
Al mismo tiempo, Citizens emprendió una expansión selectiva en el ámbito de la banca comercial, las fusiones y adquisiciones y los servicios básicos de banca de inversión. En conjunto, todo ello da a lugar a un retorno sobre el capital ordinario tangible —una referencia de rentabilidad— cercano al 14 por ciento en el último recuento, más del doble que cuando se escindió de RBS y no muy lejos de 18 por ciento de JPMorgan.
La suerte de las operaciones estadunidenses bajo propiedad europea ha sido menos inspiradora. Muchos bancos extranjeros se sienten atraídos por el tamaño del mercado de EU y los márgenes, que suelen ser más grandes que en casa, por no hablar de una economía que parece estar en mejor condición.
Pero ninguno ha sido capaz de alcanzar la escala necesaria para montar un negocio creíble para competir con participantes nacionales como JPMorgan o Bank of America. La llegada de las fintech se sumó al desafío de competencia. Los costos de cumplimiento regulatorio —mucho mayores después de 2008— resultaron ser una carga desproporcionada para los grupos más pequeños.
El Dato...2 mil 800 millones de euros
De utilidades antes de impuestos aporta Santander en EU al grupo financiero
¿El resultado neto? Los bancos europeos tienen un desempeño menor, después de atraer personal de segunda categoría, clientes de segundo nivel, y lo que un exjefe bancario llama “un grave problema de selección negativa” en la estrategia.
Para un banco europeo, esa es casi parte de la estrategia. La operación de préstamos automotrices de alto riesgo de Santander, SCUSA, creció de forma espectacular en los últimos años, captando clientes despreciados por los bancos tradicionales. Y un impulso adicional se produjo gracias a las ganancias inesperadas de efectivo distribuídas como parte del programa de alivio por el covid-19 en EU, que llevaron a millones de familias a derrochar en artículos como coches.
La operación estadunidense de Santander calladamente ha superado a las operaciones como la de España, Brasil y el Reino Unido para convertirse en una de las que más aporta utilidades para el grupo: generó 2 mil 800 millones de euros de utilidades antes de impuestos de los 11 mil 400 millones de euros de todo el grupo en los primeros nueve meses del año. Como están las cosas, el grupo español parece ser una importante excepción para la tendencia europea más general de fracasos y retiradas, y en su lugar con planes con los que busca la expansión.
Algunos rivales sostienen que se están gestando problemas. En el punto álgido de un ciclo de endeudamiento, existe el peligro de que se disparen los incumplimientos de pagos, especialmente entre los solicitantes de préstamos de alto riesgo. La crisis de las hipotecas subprime de 2007-08 demostró los peligros potenciales en este ámbito. El año pasado, el grupo se vio obligado a llegar a un acuerdo de 550 millones de dólares (mdd) con las autoridades estadounidenses tras ser acusado de prácticas crediticias agresivas, aunque la dirección actual señala que se han reformado las prácticas.
Otras críticas que se hacen a las operaciones del Santander en EU, es que están compuestas por un revoltijo de unidades: además de la operación de préstamos de consumo de alto riesgo y una división de banca de inversión, posee un gestor patrimonial en Miami y una operación de banca minorista de baja rentabilidad en Boston. Sin embargo, las sinergias deberían reforzarse en los próximos meses: un plan de compra de la participación minoritaria de 20 por ciento que cotiza en bolsa del banco de consumo permitirá reciclar libremente los depósitos para respaldar la operación de préstamos para coches. Ana Botín, la presidenta ejecutiva de Santander, comenzó su carrera como banquera en JPMorgan. Si a largo plazo realmente puede romper el patrón de ignominia de los bancos europeos en EU, y emular un poco el éxito de Jamie Dimon, es una pregunta abierta.
srgs