Será necesario un sistema financiero menos complejo

Opinión. Requerimos una carrera hacia la cima, no hacia el fondo, si queremos crear un ecosistema bancario más seguro

La quiebra de Silicon Valley Bank desencadenó una crisis en el sector el año pasado. Shutterstock
Rana Foroohar
Nueva York /

¿Aprendimos algo de la crisis financiera de 2008? ¿O de todas las crisis bancarias que llegaron antes o después, hasta la quiebra deSilicon Valley Bank (SVB) y otros bancos el año pasado? A veces pienso que no.

Para mí, la lección principal es que demasiada deuda y apalancamiento, combinados con muy poco capital disponible de alta calidad, siempre terminan en lágrimas. Y, sin embargo, como demuestra el enorme cabildeo de los bancos estadunidenses contra el intento de la Fed de implementar las reglas de Basilea III, seguimos discutiendo sobre los fundamentos de lo que hace que el sistema financiero sea más seguro.

Los ejecutivos del sector y los grupos de cabildeo dicen, como siempre, que mantener más capital frente al riesgo los hará menos rentables y, por tanto, reducirá los préstamos (a pesar de las numerosas pruebas de que hasta el momento ese no es el caso). También argumentan que empujará el riesgo hacia la banca en la sombra. Por último, se quejan de que las reglas propuestas son demasiado complejas.

En este último punto, estoy de acuerdo, mil 87 páginas es mucho texto. Lo que las grandes instituciones no dicen es que sus propios esfuerzos de cabildeo son parcialmente responsables de esa complejidad, ya que presionan para que se hagan ajustes y haya protecciones de las reglas. También están en la mejor posición para navegar el marco regulatorio, ya que sus legiones de abogados inevitablemente encontrarán lagunas jurídicas que les permitan obtener utilidades. Les costará más a todos en el proceso.

Pero los otros argumentos no se sostienen. Por supuesto, el riesgo se trasladó hacia el sector no bancario, con una buena regulación mucho menor, después de 2008. Ese no es un argumento para una regulación más ligera en la banca formal, particularmente con niveles de deuda tanto en el sector público como en el privado en máximos casi históricos. Es un argumento a favor de una mayor regulación de la banca en la sombra. Necesitamos una carrera hacia la cima, no hacia el fondo, si queremos crear un sistema financiero más seguro.

El argumento más preocupante y, francamente, cínico, es que pedir a los grandes bancos que mantengan más capital perjudicará a las personas vulnerables, impactando los préstamos hipotecarios a las minorías, por ejemplo. Comencemos con el hecho, señalado por Americans for Financial Reform, de que 70 por ciento del mercado hipotecario (y la gran mayoría de los préstamos a las minorías) está respaldado por el gobierno y no se sujetará a las nuevas reglas. Además, las entidades no bancarias otorgan muchos más préstamos a familias negras y latinas, aunque con comisiones más altas (que es un tema que los reguladores deben abordar).

A pesar de esto, el vicepresidente de Supervisión de la Fed, Michael Barr, está bajo una tremenda presión para diluir las reglas de capital para los grandes bancos, en parte porque Wall Street logró reunir a un grupo de demócratas liberales y grupos de justicia racial que aceptaron su argumento.

Es una estrategia inteligente de cabildeo y con precedentes históricos. A finales de la década de 1970, el director ejecutivo de Citibank, Walter Wriston, quería revocar la Regulación Q, una regla bancaria de la era de la Depresión que limitaba la cantidad de interés que los bancos podían ofrecer a los ahorradores, como una forma de impedirles realizar inversiones riesgosas para pagar a las personas con depósitos con alto rendimiento.

Incorporó a su coalición no solo a las instituciones financieras, sino también al activista de los consumidores Ralph Nader, junto con las “Gray Panthers” (Panteras Grises), una serie de redes de grupos de defensa multigeneracional. Es comprensible que quisieran ayudar a los pequeños ahorradores, pero si bien la eventual reversión de la Regulación Q elevó las tasas de depósito, también abrió una caja de Pandora de riesgo de tasas de interés. Los bancos obtuvieron mayores utilidades, pero la medida no ayudó en los casos de trabajadores siderúrgicos o profesores de escuela con una tasa fluctuante en una hipoteca a 35 años que ahora podía cambiar de manera impredecible.

Lo que quiero decir aquí no es que debamos recuperar por completo la regulación de la era bancaria de la década de 1930. Es que debemos recordar lo básico. El sistema financiero es mejor para la gente común y corriente cuando es sencillo y aburrido. Nos hemos alejado de ese paradigma desde la década de 1970, y es un problema que cada vez es más difícil de solucionar. Siempre que nos encontramos al final de un ciclo económico importante, nadie quiere perder el acceso al dinero fácil. En el periodo previo a 2008, por ejemplo, había muchos progresistas que abogaban por una política monetaria más laxa y estándares crediticios más flexibles para los solicitantes de préstamos más débiles.

Es posible que sus corazones estén en el lugar correcto; sin embargo, el problema —que fue cuantificado por los académicos Amir Sufi y Atif Mian en su libro fundamental House of Debt— es que este enfoque equivale a seguir las reglas de un juego que nunca funciona para la persona común. Más crédito es bueno para las finanzas: la deuda es el alma de Wall Street, pero la crisis financiera fue un “acontecimiento de nivel de extinción” para la riqueza de gente de negra, como lo expresó alguna vez el ex congresista Brad Miller. Cuando estalló la crisis de las hipotecas de alto riesgo, los solicitantes de préstamos más vulnerables perdieron de dos maneras: en primer lugar, con una destrucción desproporcionada de la riqueza y, en segundo, porque, como todos los contribuyentes, tuvieron que pagar la factura de la limpieza.

La próxima crisis, sea cual sea, no se parecerá a la última. Este es otro argumento que utilizan los bancos para oponerse a Basilea III. Quizá sea cierto, pero, una vez más, no es un argumento para permitir más riesgo en el sistema financiero formal, sino más bien para reducir el riesgo en otros lugares.

Estoy de acuerdo con el presidente de la Fed de Minneapolis, Neel Kashkari, cuando dice que “en lugar de redoblar la apuesta por un complejo sistema de reglas para los bancos que proporcionen la ilusión de estabilidad, debemos adoptar una solución mucho más simple y efectiva: más capital de fondos propios”. Dejemos de luchar contra lo obvio y enfoquémonos en conseguir más capital en un sistema financiero más simple.

Financial Times Limited. Declaimer 2021

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.