Miembros del bloque sudamericano del Mercosur batallan para mantener intacta la agrupación regional, apenas unos meses después de que sellaron lo que debería ser su logro histórico, la conclusión de décadas de negociaciones para asegurar un acuerdo comercial de gran alcance con la Unión Europea.
Pero ahora las disputas entre los presidentes de Brasil y Argentina, las economías dominantes del Mercosur, amenazan con dividir uno de los bloques económicos más grandes del mundo, con un producto interno bruto de 2.7 billones de dólares.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, de extrema derecha, afirmó que si Argentina “causa problemas, Brasil saldrá del Mercosur”. El líder izquierdista de Argentina, Alberto Fernández, quien asumirá la Presidencia la próxima semana, amagó en campaña electoral con revisar el acuerdo, el primer tratado comercial integral del Mercosur desde que se formó el bloque a principios de la década de los 90. “Las tensiones son claras”, dijo Luis Lacalle Pou, presidente entrante de Uruguay, antes de la cumbre del jueves en el sur de Brasil.
Los analistas temen que los dos presidentes utilicen el Mercosur como un saco de boxeo para aumentar el apoyo en casa si la gente toma las calles —como ocurrió en Chile y Colombia— para protestar contra sus políticas.
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“Hay tres escenarios: uno, se congela el Mercosur; dos, Bolsonaro se pone como loco y Brasil abandona el Mercosur, o tres, Brasil aprovecha el hecho de que Argentina no va a querer avanzar en una liberalización comercial frente al resto del mundo para negociar una exención en política comercial (con otros países)”, explicó Pedro da Motta Veiga, director del Centro Brasileño para los Estudios de Integración y Desarrollo en Río de Janeiro.
El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur —que se formó con una visión original de impulsar el comercio y las inversiones dentro de sus países miembros— abarca todo tipo de cosas, desde carne argentina hasta autopartes alemanas. Sellado este año después de dos décadas de negociaciones, el acuerdo reducirá los aranceles a las exportaciones de cada lado. Los grandes premios para la Unión Europea incluyeron aranceles reducidos sobre bienes industriales y vino, mientras que los productores sudamericanos recibirán acceso preferencial a los mercados europeos de carne de res, aves de corral y azúcar.
Una ruptura del Mercosur no solo pondría en peligro este acuerdo, sino que podría aumentar las tensiones comerciales mundiales a medida que Reino Unido se prepara para abandonar la Unión Europea, y Estados Unidos y China continúan una guerra comercial que esta semana atrapó a Argentina y Brasil después de que el presidente Donald Trump amenazó con imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio de esos dos países.
“Paradójicamente, este ataque de la administración estadunidense puede ayudar a cerrar las diferencias entre el presidente brasileño y la administración entrante del presidente Fernández en Argentina”, destacó Esteban Rópolo, un experto en comercio con el bufete de abogados global Baker McKenzie en Buenos Aires.
Para Mónica Herz, miembro sénior del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales en Río, las discusiones en el bloque “sin duda van a ser muy difíciles, pero el Mercosur todavía tiene futuro, porque los intereses económicos son muy importantes” para los países miembros. De hecho, de acuerdo con la Confederación Nacional de la Industria de Brasil (CNI), esta nación exportó el año pasado 20 mil 900 millones de dólares, casi 9 por ciento del total de sus exportaciones, a otros miembros del Mercosur.
La CNI agregó que Argentina, Uruguay y Paraguay en conjunto compraron más de 20 por ciento de los productos brasileños, subrayando que la “postura de Brasil debe permanecer pragmática” y enfocada en profundizar ese tipo de vínculos comerciales.
Altos funcionarios en Brasilia dijeron que no será fácil para su presidente separar al país del Mercosur, ya que enfrentará la resistencia de los industriales locales en un momento en que su gobierno está tratando de impulsar sus ambiciosas reformas económicas.
Un diplomático argentino de alto nivel advirtió que si el Mercosur se derrumba, “será difícil para todos, pero especialmente para los países más pequeños que dependen de la economía” del bloque regional, ya que sus economías son más abiertas que las de sus vecinos más grandes.
En reuniones con diplomáticos europeos desde su elección a finales de octubre, Fernández mostró una postura más moderada hacia el acuerdo con la Unión Europea. Y después de llamar inicialmente a Fernández un “bandido izquierdista” -y negarse a asistir a su toma de posesión presidencial el 10 de diciembre- Bolsonaro prometió tener una relación “pragmática” con Argentina, algo sobre lo que su homólogo argentino dijo que estaba “encantado” de escuchar.
“Es lo que tenemos que hacer, porque el Mercosur sobrevivirá a Bolsonaro y Alberto Fernández”, enfatizó Fernández, y agregó que la agrupación es necesaria “para construir un mercado común que nos permita enfrentar el desafío de la globalización con otra fuerza”. Lacalle Pou de Uruguay espera que “ el pragmatismo prevalezca sobre la ideología”.
Con información de: Benedict Mander y Bryan Harris.
MRA