General Electric (GE) planea separar su división de salud y la compañía de servicios petroleros Baker Hughes, ya que el conglomerado estadounidense, alguna vez en expansión, vuelve a enfocarse en un grupo más pequeño de negocios y en la reducción de su carga de deuda.
La decisión de John Flannery, director ejecutivo de GE, revierte décadas de adquisiciones por sus dos predecesores y se dio a conocer el mismo día en que La compañía se convirtió en el último miembro original en ser eliminado del Índice de Cotización Bursátil.
Asimismo, refleja el cambio radical en la fortuna de GE, que ha batallado desde la crisis financiera, y el repudio a la estrategia de Jeff Immelt, quien fue reemplazado por Flannery hace menos de un año la compañía pasó casi dos décadas expandiéndose, a una gama cada vez más amplia de negocios, que incluyen atención médica y energía.
El anuncio del martes pasado marca la conclusión de un esfuerzo para simplificar la extensa estructura de la compañía y recaudar efectivo para fortalecer su balance, incluyendo la separación de sus operaciones de fabricación de trenes y la venta por 3,300 millones de dólares (mdd) de su división de energía distribuida.
Las dos divisiones que empezarán a separarse de General Electric, representaron 30% de los ingresos del grupo y 25% de la utilidad del segmento industrial el año pasado. Las acciones de GE, que habían caído casi 50% desde que Flannery se convirtió en director ejecutivo, subieron 7.8% para llegar a 13.74 dólares el martes en Nueva York. “Este es un hito importante en la historia de GE”, dijo Flannery. “Seguiremos mejorando nuestras operaciones y nuestro balance a medida que la compañía sea más simple y sólida”.
El dato.30% de ingresos de GE
provienen de la división de salud y Baker Hughes
Desde que asumió el control en agosto, Flannery ha dedicado sus esfuerzos a reducir la amplia estructura de conglomerados de la compañía, que incluyó negocios tan diversos como seguros, entretenimiento y plásticos en los años ochenta y noventa, con Jack Welch como presidente ejecutivo.
El actual CEO trata de reparar la empresa, que da trompicones desde la crisis financiera. En 2015, Immelt lanzó un programa de ventas para deshacerse de la mayor parte de su división de servicios financieros, que proporcionaba más de la mitad de las utilidades del grupo. Pero ese movimiento audaz no logró una mejora sostenida en el desempeño. Las acciones de GE cayeron 54% el año pasado.
El grupo ha batallado en años recientes, afectado por problemas como la desaceleración en el mercado de las centrales eléctricas de gas y la caída en la industria del petróleo, que perjudicó a Baker Hughes, por lo que ahora limitará su negocio a tres divisiones: equipos para la industria eléctrica; energía renovable, y motores de aviación y otras partes de aeronaves. Flannery ha trabajado para dar a las divisiones individuales de GE más autonomía y recortar gastos generales corporativos.
Es probable que GE recorte su dividendo luego de completar la división de la unidad de salud en los próximos 18 meses, dijeron sus ejecutivos. El dividendo se redujo el año pasado, por segunda vez desde 1938.
De igual forma, se espera que las medidas reduzcan 25,000 mdd de la deuda neta de la compañía y reduzcan su dependencia al financiamiento a corto plazo, como los pagarés.
La separación de Baker Hughes y la división de salud, que fabrica imágenes de resonancia magnética y máquinas de ultrasonido, probablemente lleven a una facturación anual por debajo de 90,000 mdd. Eso es menos de la mitad de las ventas de la compañía en 2008, cuando alcanzó un máximo de casi 180,000 mdd.
Los analistas de la agencia de calificación crediticia S&P Global advirtieron que la cadena de desinversiones complejas dejaría a GE con “menos diversidad comercial, ganancias y flujo de efectivo y, como tal, la posibilidad de una mayor volatilidad en las utilidades y el flujo de dinero”.
Dijeron que esperan rebajar la calificación de la compañía en un grado
para ubicarla en A menos.