Diciembre pintaba para ser el mejor mes para restaurantes como el brasileño Fogo de Chao, en Polanco, que tan solo los primeros días de diciembre había experimentado un crecimiento de hasta 60 por ciento en ventas respecto a noviembre.
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Sin embargo, el regreso al rojo en el semáforo epidemiológico ocasionado por el repunte en contagios por covid-19 en la capital del país les quitó la ilusión de recuperarse un poco de la crisis de este año.
“Nos iba bien, antes del anuncio del nuevo confinamiento estuvo muy movido, y esperábamos que diciembre fuera bastante bueno, llegamos a pensar que íbamos a recuperarnos, pero tras el anuncio del nuevo confinamiento esto volvió a colapsar”, detalló Pedro Coto, director de operaciones en Fogo de Chao México.
Debido al incremento de las hospitalizaciones por coronavirus en el Valle de México, Ciudad de México regresó al color rojo del semáforo epidemiológico, lo que implica el cierre de actividades no esenciales desde el 19 de diciembre hasta el 10 de enero.
La medida contempla que los establecimientos solo puedan vender alimentos para llevar y con un horario restringido de 9:00 a 20:00 horas, lo que conlleva que los lugares estén cerrados por la noche el 24 y 31 de diciembre, cuando se celebra la Nochebuena y el Año Nuevo.
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“Somos un restaurante meramente familiar, entonces ese día nosotros preparamos, o preparábamos, algo muy bonito (...) una cena completa con todo incluido, y este año definitivamente no hay posibilidad de hacer eso”, compartió Coto.
Y es que lo que siempre había sido una fiesta llena de música, baile y comida para recibir el Año Nuevo, en esta ocasión se transformó en restaurantes, bares, hoteles y antros cerrados.
Las zonas restauranteras y centros de baile están enfrentando una postal que nunca habían visto.
Coto asegura que esto ya significa “una derrota total para mí y para nuestros empleados, para los dueños sobre todo, porque mantener un lugar tan grande como este es una labor muy complicada, Fogo de Chao es un lugar bastante grande de 350 sillas, y solamente trabajamos tres meses del año, lo que sí repercute muchísimo en toda la estructura de la empresa”.
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Historias como la de Pedro Coto se multiplican, pues esta época representaba para los restauranteros y propietarios de bares lo mejor del año, y hoy calculan que la recuperación de ventas tardará hasta 10 años.
Norma Toledo es cocinera en el bar El Depósito, en la colonia Roma, y hoy recordó que hace un año el lugar en el que trabaja ya estaba preparando todo para recibir a los jóvenes que querían celebrar el Año Nuevo en el establecimiento.
“Estaría lleno esto, porque todo mundo busca celebrar, sin embargo, con esta situación es completamente distinto, no te creas ha sido difícil, ni propinas tenemos, a veces nos llevamos cinco, seis o 15 pesos, pero de todo se aprende así como hemos tenido que aprender y tenemos que echarle”, narró Toledo.
Una de las alternativas en que han tratado de hacer frente a esta crisis es ofreciendo paquetes de cenas para llevar, pero los 20 o 30 pedidos que hoy les hacen no se comparan con las mesas y reservaciones hasta para 250 o 500 personas que tenían cada año.
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“Yo laboro aquí desde hace seis años y se había trabajado muy bien, siempre eran tiempos muy buenos para todos, tanto para restauranteros o carniceros, pero ahorita estamos sobreviviendo con el sueldo base o alguna otra cosa que los clientes consideran”, comentó Greta Cruz empleada de La Cocina San Juan, un pequeño establecimiento de 45 mesas que hoy no tiene ni una montada.
Tanto dueños como empleados recuerdan la demanda de cada fin de año, donde desde principios de diciembre ya no tenían disponibilidad ni para Navidad, y mucho menos para la fiesta de Año Nuevo.
“Antes la agenda estaba abarrotada desde el día 14 o 15 de diciembre. Arriba tenemos un espacio para reservar y la cerrábamos para fiestas, pero pues ahorita está vacío”, sentenció.
La Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) informó que el cierre obligatorio puede provocar que 80 por ciento de los restaurantes de Ciudad de México bajen la cortina permanentemente.
Tan solo al final del año, calculan que en todo el país 450 mil personas de este sector se quedarán sin trabajo.