Las decisiones sobre pensiones dejan una huella profunda. Por lo tanto, cualquier sistema debe ser estable y eficaz para garantizar los medios de subsistencia en la vejez. Por desgracia, Reino Unido está muy por debajo de lo que se necesita.
Tenemos que entender que la variedad y la competencia no funcionan bien en las pensiones, porque la ignorancia y la miopía están muy arraigadas. Además, los individuos no pueden asumir con facilidad los riesgos de inversión y longevidad por sí solos.
Estas realidades son importantes para Reino Unido. En este país, la pensión estatal solo reemplaza 22 por ciento de los ingresos promedio. Entonces, los suplementos son esenciales, pero el antiguo sistema de beneficios definidos (BD) está colapsando, excepto en el sector público. Sin embargo, la principal alternativa, la de los planes de pensiones de contribución definida (CD), en los que 49 por ciento de los empleados estaba inscrito en 2020, es un sustituto inadecuado.
Sobre todo, la tasa promedio de contribución a las pensiones de contribución definida es apenas 8 por ciento de los ingresos. Si bien la contribución promedio de los empleadores a un plan de BD fue de 19.5 por ciento de los ingresos pensionables en 2020, su contribución promedio a un plan de CD fue solo de 3.4 por ciento. Con estas bajas contribuciones, e incluso con expectativas de rentabilidad bastante optimistas, las pensiones disponibles al final serán insuficientes. Calculo que, después de 40 años de ahorros, a una tasa de rendimiento anual real de 3 por ciento, la anualidad que se puede adquirir a los 65 años generará menos de 30 por ciento de los ingresos promedio de carrera sin protección contra la inflación, a las tasas de interés actuales. Las tasas de contribución deben aumentar sustancialmente.
El alto costo de las anualidades refleja las tasas de interés ultrabajas de la actualidad, pero estas últimas no solo afectan los ingresos en la jubilación, también reducen los rendimientos esperados de la inversión antes de ese punto. Esto se debe a que es aconsejable pasar a bonos, a medida que se acerca la jubilación, con el fin de gestionar la volatilidad a corto plazo de las acciones, pero esta decisión reducirá la riqueza, porque los rendimientos de las acciones son más altos que los de los bonos a largo plazo.
Los planes colectivos de contribución definida (CDC, por su sigla en inglés) pueden abordar algunos de estos problemas. Debido a que es permanente, multigeneracional e, idealmente, muy grande, tendrá costos bajos, podrá mantener una cartera diversificada y no estará bajo presión para reducir el riesgo de su cartera en fechas arbitrarias. El fondo CDC también puede dar pensiones hasta la muerte, de nuevo respaldado por los rendimientos de su cartera y la entrada de nuevas contribuciones.
En efecto, las generaciones cuyos rendimientos de inversión resultan ser muy buenos subsidian a las que tienen rendimientos muy malos. Pero nadie sabe cuál será el destino de su generación. Muchos van a querer esta protección, porque les permite a todos asumir más riesgos en su plan, juntos.
A diferencia de los planes de beneficios definidos, no existe un patrocinador institucional capaz de cubrir los huecos en el financiamiento. Pero esa protección resultó ser una ilusión. El único patrocinador creíble capaz de hacer esto es el gobierno. Entonces, en un CDC, los fideicomisarios, cuya única responsabilidad será administrar el fondo en interés de los miembros, tendrán que ajustar las promesas de vez en cuando a la luz de la experiencia.
Siempre y cuando fueran cautelosos, los ajustes, en especial a la baja, no ocurrirán con frecuencia. La gente podía tener una confianza razonable en que se pagaría la pensión que esperaban. La experiencia del sistema de Países Bajos respalda esta expectativa: incluso después de la crisis financiera de 2008, se redujo las pensiones solo en un 2 por ciento en promedio. En general, los ajustes deben recaer más en los miembros más jóvenes, porque les resultará más fácil compensar las pérdidas a lo largo de su vida, pero las generaciones futuras los protegerán a su vez.
Debido a que la cartera de CDC puede contener activos que generan más rendimientos a largo plazo de manera más segura que los individuos, las pensiones deben ser mayores. Un estudio de la Royal Society of Arts sugiere que “los CDC darán al menos un 30 por ciento más de ingresos de jubilación que un esquema convencional de contribuciones definidas con una anualidad”. Estos serán los beneficios de ampliar la capacidad de asumir riesgos de un individuo durante su vida a la de muchas personas a lo largo de varias generaciones. Si bien todo debe estar mejor a largo plazo, habrá transferencias de generaciones afortunadas a desafortunadas.
Como ocurre con cualquier arreglo colectivo, es clave crear estructuras institucionales confiables. El gobierno tendrá que participar. Será una tarea compleja, pero con el final de las pensiones de beneficios definidos, excepto para empleados del gobierno, las contribuciones inadecuadas a los esquemas de contribuciones definidas, y la falta de riesgo compartido intergeneracional e interpersonal, el resultado será decepcionante. La alternativa de los CDC debe introducirse ahora, porque el statu quo es insatisfactorio.
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