Por: Eduardo Torre Cantalapiedra
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Una cuestión fundamental por dilucidar es: ¿por qué los migrantes hondureños han seguido adoptando esta forma de movilidad en caravanas? Existen dos aspectos del fenómeno de movilidad centroamericano que permiten arrojar luz sobre esta interrogante. El primero son las fuerzas de expulsión que compelen a muchas personas, sobre todo a las más vulnerables y con menores recursos a dejar sus países de origen, como la violencia, la pobreza y las razones climáticas. Aunque la migración centroamericana hacia Estados Unidos se vio reducida durante los primeros meses de la pandemia, estos flujos no se detuvieron durante la emergencia sanitaria y es posible que se vuelvan a incrementar después debido, precisamente, a los nuevos incentivos a emigrar que produce la crisis sanitaria que conlleva, al mismo tiempo, elementos de crisis social, política y económica que afectan especialmente a los sectores más pobres y de ingresos medios de cada país. Adicionalmente, los huracanes Eta e Iota implicaron un empeoramiento de la situación con cerca de cuatro millones de damnificados en Honduras y que, según los expertos, condujeron a un incremento de 10 por ciento en el nivel de pobreza.