Por: Luis Ángel Monroy-Gómez-Franco
Ilustración: David e Izak Peón, cortesía de Nexos
Dos estudios analizan el impacto de estas regulaciones sobre el logro educativo y la progresión laboral de las mujeres. Jones y Pineda-Torres encontraron que, de 1992 en adelante, las mujeres que durante su adolescencia habitaban en estados que adoptaron estas regulaciones, la probabilidad de terminar preparatoria y universidad se redujo. Las más afectadas por estas medidas fueron las mujeres afroamericanas. De igual forma, Bahn y sus coautoras encuentran que este tipo de leyes redujo la movilidad ascendente de las mujeres en términos ocupacionales. Es decir, las adolescentes que crecieron en estados en donde este tipo de regulaciones existían, tienen una menor probabilidad de ascender a posiciones de mayor estatus en sus trayectorias laborales. Todas estas investigaciones arrojan un resultado claro: la introducción de restricciones al ejercicio del derecho a decidir de las mujeres resulta en una menor autonomía económica para ellas. La implicación es que este tipo de restricciones limitan las oportunidades de las mujeres para desarrollarse en los ámbitos y en las formas en que ellas desean. En ese sentido, se trata de instituciones formales que acrecientan la desigualdad de oportunidades a la que ya se enfrentan las mujeres.