Por: Aldo Emmanuel Torres Villa
Ilustración: Adrián Pérez, cortesía de nexos
A pesar de la vecindad de ambas entidades, Nuevo León inició su industrialización varias décadas antes que San Luis Potosí. Sólo el 4 % de la población regia es rural, mientras que en el caso potosino asciende a un tercio de la población. Por tanto, nuestros indicadores sociales reflejan esa composición. Guardada toda proporción, San Luis Potosí se parece más a México —en donde coexisten entidades como Nuevo León y Chiapas— que sólo a Nuevo León. La capital de nuestro estado y sus municipios conurbados concentran el 84 por ciento del PIB estatal y el aparato industrial potosino (incluyendo las plantas armadoras de GM y BMW), y tienen niveles de desarrollo equiparables a los de Nuevo León. En cambio, en nuestra región Huasteca, en donde el 59 por ciento de la población es rural y de origen preponderantemente indígena, los indicadores sociales son comparables a los de Chiapas. Estas distancias sociales se ilustran al señalar que, si bien hasta antes de la pandemia la pobreza en SLP se había reducido significativamente, el 45.5 por ciento de la población se encontraba aún en esta condición frente a sólo el 14.2 por ciento en Nuevo León.