Por: Bruno Torres Carbajal
Ilustración: David Peón, cortesía de Nexos
Los grupos políticos son dúctiles, y a menudo provienen de administraciones anteriores a gobiernos en apariencia promisorios; es decir, trascienden la lógica sexenal de diferentes formas. Así, los gobiernos electos bajo la competencia partidista no representan necesariamente una nueva versión del gobierno y del diseño e implementación de las políticas públicas. Los estados no son arenas vírgenes donde los primeros gobiernos de alternancia hayan logrado desplazar los intereses creados; de hecho, la evidencia señala que los exgobernadores no se van para siempre y, por el contrario, siguen jugando a la política local. Los intentos por liberalizar los sistemas políticos locales quedan atrapados en el tiempo por ambiciones de corto plazo. Al menos esta es la experiencia que aportan los estados en cuestión, donde la alternancia derivó en escenarios imprevisibles y poco alentadores ahí donde se quiera democratizar sin voltear a ver la historia de disputas locales de las últimas décadas.