Por:Luis Muñoz Fernández
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Una de las facetas de esta película es resaltar el esfuerzo de un grupo de científicos liderado por J. Robert Oppenheimer para llevar de la teoría a la práctica los descubrimientos y elucubraciones sobre la fisión atómica que hasta ese momento se habían circunscrito al ámbito académico. El mismo Oppenheimer es mostrado como un científico esencialmente teórico, aparentemente torpe dentro del laboratorio. Nolan y su notable reparto actoral nos hacen testigos de la investigación científica y sus aplicaciones con todo lo que conllevan, tanto lo bueno como lo malo. Todos sabemos que la ciencia no se gesta ni se lleva a cabo en el aire y que los científicos son seres humanos, con aspectos luminosos y oscuros. La comunidad científica, cuando actúa como debe, dispone de mecanismos que le permiten evaluar sobre la marcha y tiempo después la actuación de sus integrantes y las consecuencias de sus acciones.