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Teuchitlán no es Ayotzinapa

Ciudad de México /

Oficialismo y oposición deben sacarse de la cabeza la idea de que Teuchitlán será el Ayotzinapa del actual gobierno. Unos están aterrados con que los señalen como responsables, por omisión, de un sitio destinado a matar personas, y los otros viven obsesionados con ligar al ex presidente López Obrador con la tragedia que ese rancho evidenció.

No hay un solo normalista sobreviviente que pueda corroborar lo que supuestamente ocurrió en Ayotzinapa. Ni la verdad histórica, ni la verdad alternativa. A los 43 los mataron. Teuchitlán, por el contrario, tiene más sobrevivientes que víctimas mortales. Buena parte de sus relatos coinciden con lo que ya declaró El Lastra, presunto reclutador detenido el fin de semana.

El debate se ha centrado en cómo llamar a la propiedad en la que se entrenaba para integrarse al Cártel Jalisco Nueva Generación y también se mataba conforme a lo que informó la fiscalía de Jalisco, que analiza los restos óseos encontrados, y a lo que declararon ante la prensa el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, y el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch.

La fiscalía de Jalisco es responsable de toda la desinformación y contradicciones del caso. Al buscar clarificar su propia información se ha negado. Desde el 12 de marzo pedí entrevistar, en el rancho, al fiscal Salvador González de los Santos; no pudo, pero él sí fue y hasta grabó un video ahí.

A falta de información oficial, obtuvimos testimonios de sobrevivientes. A uno de ellos lo entrevisté la semana pasada. Sus dichos coinciden con lo que según García Harfuch ya les contó El Lastra.

El Lastra dijo que los reclutaban con engaños. Al sobreviviente le ofrecieron trabajo como guardia de seguridad. Lo recogieron en Tlaquepaque y llevaron a Teuchitlán.

El Lastra relató que en el rancho les quitaban la ropa y zapatos para vestirlos con botas y equipo táctico. El sobreviviente dijo que luego les vendían botas para los entrenamientos.

El Lastra dijo que los entrenaban y posteriormente integraban al cártel. El sobreviviente detalló que a él lo asignaron a Zacatecas.

El Lastra aseguró que quien se negaba era maltratado, torturado y hasta asesinado. El testigo confirmó los maltratos y contó que se deshicieron de los cuerpos.

La función del sitio no era la de un campo de exterminio, sino de entrenamiento o adiestramiento, pero el reclutador y el sobreviviente coincidieron en que también exterminaron personas. Que no tema la autoridad en decirlo. 


  • Alejandro Domínguez
  • alejandro.dominguez@milenio.com
  • Periodista por pasión. Dirijo y conduzco #AlexEnMilenio L-V #22hrs. Escribo la columna #RecuentoDeLosDaños cada martes. Profesor en la Universidad Iberoamericana
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