Ha transcurrido más de un mes desde la toma de posesión de Donald Trump. Los mercados habían puesto precio a muchas expectativas respecto a las políticas que había anunciado en campaña el nuevo presidente. La expectativa de un turbulento inicio de año estaba en la mente de los inversionistas y si hay algo que a los mercados no les gusta es la incertidumbre. No obstante, hoy los mercados financieros globales ofrecen un panorama bastante distinto de ese escenario inicial, lo que naturalmente invita a comparar este inicio de su mandato con sus primeros días como presidente en 2017.
En ambos períodos, las expectativas sobre sus políticas económicas, especialmente las tarifas arancelarias, han sido un motor clave en la reacción de los inversores. Sin embargo, el desempeño de los mercados en estas primeras semanas de 2025 muestra diferencias notables respecto a lo observado hace ocho años. En un giro al consenso del mercado, si volteamos a ver mercados rezagados como China, Europa y América Latina, vemos que están superando a Estados Unidos, al menos por ahora.
¿Qué explica este cambio?
En 2017, los primeros días de Trump estuvieron marcados por una euforia inicial en los mercados estadounidenses. Tras su victoria en noviembre de 2016, el S&P 500 subió más del 5% antes de su toma de posesión, impulsado por promesas de recortes fiscales y desregulación. Algo parecido observamos durante el final del 2024.
En aquella ocasión, una vez en el cargo, la reforma fiscal aprobada a finales de ese año consolidó un rally que llevó al mercado a registrar alzas de entre el 20% y el 28% en 2017. Sin embargo, las amenazas arancelarias, especialmente contra China, generaron incertidumbre posteriormente. Aunque los aranceles no se materializaron plenamente hasta 2018, ¿suena similar este retraso en la implementación? El temor a una guerra comercial mantuvo a los mercados globales en vilo, con un dólar fortaleciéndose y las bolsas emergentes, como las de China y América Latina, rezagadas frente al dinamismo estadounidense.
Desde su investidura en 2025, Trump ha reiterado su retórica proteccionista, prometiendo aranceles del 25% a México y Canadá, y un 10%-20% a China y otros socios comerciales. Sin embargo, estas medidas no se han implementado en su totalidad con la rapidez esperada. La ausencia de acciones concretas ha sorprendido a los inversores, quienes anticipaban un impacto inmediato en los flujos comerciales y el dólar. En lugar de un desplome en los mercados afectados por las tarifas, hemos visto un desempeño sólido en regiones como China, Europa y América Latina.
Por ejemplo, en 2025 al cierre de febrero, el índice MSCI China había subido más del 14%, mientras que el Stoxx 600 europeo había ganado arriba de 9%, mientras que el MSCI Latinoamérica mostraba avances similares a China. En contraste, el S&P 500, aunque alcanzó un máximo histórico a finales de enero, ha moderado su ritmo, creciendo menos que sus contrapartes globales en las últimas semanas, con un rendimiento de un digito bajo.
Este fenómeno puede atribuirse a varios factores. Primero, los mercados parecen tomar en cuenta que Trump podría estar usando los aranceles como una táctica de negociación más que como una política inminente. En 2017, la incertidumbre inicial dio paso a una guerra comercial real, pero en 2025, las declaraciones de su equipo económico sugieren que las tarifas podrían retrasarse o suavizarse si se logran concesiones en temas como migración o comercio con China. Segundo, los mercados rezagados han encontrado un impulso propio: China ha implementado estímulos económicos, Europa se beneficia de una inflación controlada y expectativas de recortes de tasas del Banco Central Europeo, y América Latina parece beneficiarse de esta expectativa más benigna de tarifas. Por otro lado, estos mercados se encontraban en general con valuaciones extremadamente baratas versus la historia.
En 2017, el dominio de los mercados estadounidenses reflejaba la percepción de que las políticas de Trump fortalecerían exclusivamente a su economía. El dólar se apreció frente a casi todas las divisas del G10, y Wall Street lideró el crecimiento global. Hoy, sin embargo, el dólar no ha mostrado la misma fortaleza sostenida, a la fecha hemos visto un dólar debilitándose ligeramente respecto a sus pares en mercados desarrollados e incluso con mercados emergentes como el caso de México.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro se mantienen estables y el mercado mantiene la expectativa de ver algunos recortes de tasa durante este año, lo que sugiere que los inversores no esperan un impacto inflacionario inmediato de las tarifas. Esto ha dado espacio para brillar a mercados antes eclipsados, al menos temporalmente.
¿Podría continuar esta tendencia? Dependerá de varios factores. Si Trump finalmente implementa aranceles significativos, podríamos ver un retorno a la dinámica de 2018-2019, con volatilidad global, un dólar más fuerte y presión sobre los emergentes. Sin embargo, si opta por una postura más pragmática, el crecimiento más equilibrado entre regiones podría persistir, especialmente si China y Europa mantienen sus estímulos. Por ahora, los mercados parecen apostar por un Trump menos disruptivo de lo anunciado, pero su historial impredecible sugiere que este respiro podría ser pasajero. Las amenazas en este segundo término parecen no tener el mismo peso volviendo a la historia.