Nueva Escuela Mexicana para directivos

  • Apuntes pedagógicos
  • Alfonso Torres Hernández

Hidalgo /

El papel que juegan los directores de escuela y supervisores escolares de zona es determinante para la concreción de la filosofía y enfoque curricular planteado en la Nueva Escuela Mexicana (NEM). La figura directiva de estos puestos se ha constituido a lo largo de los años en los filtros para hacer llegar a las maestras y maestros el conocimiento de la política educativa y curricular para el desempeño de su función. Esta lógica de trabajo (“capacitación en cascada”) sumado a la cultura de gestión administrativa (sedimentada en la tradición verticalista), ha generado que en las prácticas escolares y docentes cotidianas se muestren discrepancias notables entre lo pensado y lo realizado.

En el caso particular de la Nueva Escuela Mexicana, se ha propuesto una ruptura paradigmática con los modelos curriculares anteriores, además de la construcción de una narrativa político-pedagógica diferente más democrática, justa e inclusiva. Es justo en esto último donde la NEM tiene un alcance importante para transitar hacia un modelo de gestión directiva diferente, lo que implica que directores y supervisores reflexionen su función en un sentido transformacional. Es decir, pensar en una acción directiva que se movilice en paralelo a la innovación y transformación de la práctica de las maestras y maestros.

Un modelo de gestión directiva congruente con la NEM favorece la construcción y desarrollo de la autonomía profesional de los docentes, promoviendo un diálogo permanente de saberes en el colectivo escolar y adscribiéndose a un marco de gobernanza escolar democrático. Reflexionar la práctica directiva desde estos ángulos posibilita que los docentes encuentren, conjuntamente con los directores y supervisores, espacios de construcción colectiva del saber pedagógico y del sentido de la escuela.

La construcción del Programa Analítico parece cumplir esta intención, pero no considera la gestión directiva. Es conveniente entonces que directores y supervisores consideren la elaboración de una Programa Analítico de Gestión, pensado desde su función. Problematizar y contextualizar su práctica les ayudará a encontrar puntos de articulación más pertinentes con las prácticas escolares y docentes que exige la NEM. Un Programa Analítico de Gestión tiene como marco de referencia los planteamientos más actuales en materia de política educativa, gestión educativa y pedagogía, además de ser un punto de partida para reflexionar sobre las capacidades de administración y gestión que deben desarrollarse. No omito apuntar que para dar mayor sentido a este proceso de construcción reflexiva es necesario un proceso formativo específico para la gestión directiva.

Estructurar una nueva narrativa en la función directiva y de supervisión implica la modificación de prácticas escolares que han detenido la concreción del enfoque curricular de la NEM en el trabajo de cada maestra y maestro. Debe quedar claro que la NEM propone a los docentes una reflexión pedagógica permanente en sentido crítico, lo que implica que es lo sustantivo de su práctica. Si los directores y supervisores piensan que lo más importante es el cumplimiento administrativo (con solicitudes de papeleo exageradas para la verificación y vigilancia) lo único que hacen es incomodar y alterar la tarea pedagógica. Dos ejemplos de ello es la solicitud del Programa Analítico como cualquier documento administrativo cuando su esencia es pedagógica, para dialogarse y no para verificarse, o bien, la compra de exámenes estandarizados, que violenta el proceso de enseñanza y aprendizaje particular que se desarrolla en cada grupo y un freno a la autonomía docente.

El tránsito hacia prácticas directivas y de supervisión diferentes es necesario. La cultura áulica, escolar y comunitaria se ha movilizado hacia otras narrativas político-pedagógicas que deben comprenderse para actuar de manera más pertinente. Los modelos de gestión-administrativa verticalistas se han ido superando para pensar en otras formas de comunicación y acción. Los directores y supervisores son elementos clave para ello, para pensar en una verdadera transformación de prácticas, modelos y sentidos de la educación.


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