Reflexiones navideñas

  • Apuntes pedagógicos
  • Alfonso Torres Hernández

Hidalgo /

La época navideña se constituye en momentos en que reflexionamos sobre nuestra existencia y en la que regularmente afloran nuestros sentimientos de fraternidad, armonía, esperanza y paz. Son momentos en que el trabajo lo colocamos en un segundo plano para dar lugar prioritario a la familia, las amistades y uno mismo.

El ambiente que rodea esta época nos provoca un acercamiento social diferente e invariablemente pensamos en propósitos para mejorar, en futuros cercanos, nuestra relación con las personas con las que convivimos cotidianamente y nuestro entorno social. La educación, y nuestra tarea docente, no queda exento de estas buenas intenciones, aunque pienso que la reflexión debe ser permanente.

Reflexionar nuestro quehacer cotidiano implica reconocer nuestro ámbito de acción particular, las condiciones comunitarias, escolares y de grupo; el entorno social, político, cultural y económico en que desarrollamos nuestra práctica. Reconocer nuestro contexto sociohistórico de acción nos coloca en una mejor condición para dar sentido a la enseñanza de los contenidos escolares. Nos da seguridad y claridad sobre nuestra contribución a la formación de hombres y mujeres que requiere nuestra sociedad. Es decir, la finalidad de la educación y la escuela aparece con nitidez.

La reflexión nos permite reconoceposibilidades y limitaciones. Nos permite desarrollar nuestra creatividad e imaginación en la didáctica que hacemos. Nos ayuda a desprendernos de la tradición pedagógica que nos ata, y tomar de ella lo pertinente hoy en día.

Nos coloca en un balance perfecto entra la tradición y la innovación.

Nos permite valorar los avances de la ciencia y la tecnología en su justa dimensión y reconocerlos como aliados en nuestra tarea de enseñanza, sin perder de vista que el desarrollo humano es primordial y marca el rumbo de lo que nos proponemos.

Cuando reflexionamos nuestra práctica, la problematizamos y contextualizamos, buscamos respuestas a nuestra incertidumbres pedagógicas y metodológicas. Recurrimos a la teoría para encontrar explicaciones. Recurrimos a nuestros compañeros para compartir nuestras dudas y encontrar soluciones. Recurrimos a especialistas en busca de clarificar nuestro pensamiento y saber. Estos diálogos, con nuestros pares, con expertos o con la teoría, alimentan nuestro saber pedagógico, pero particularmente nos permiten reconocer que la tarea docente no es un asunto en solitario, que podemos hacerlo en comunidad.

Reflexionar nuestra labor docente cotidiana no sólo enriquece nuestra comprensión del fenómeno educativo sino también nuestro ser.

Aprendemos que nuestro posicionamiento éticopolítico-pedagógico debe ser claro. Que la educación es un valor humano que no podemos perder. Que la relación pedagógica con nuestros alumnos es una relación entre personas.

Que el dialogo y el respeto mutuo son base para una educación humanista y generación de ambientes escolares democráticos y justos. La reflexión en época navideña es una reflexión sobre nuestra relación como seres humanos, sobre lo que hemos sido, lo que somos y lo que queremos ser. Y en ello, la educación juega un papel importante. Nuestra tarea, al ser educativa, es inherente a estos momentos de reflexión. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo estimadas maestras, maestros y lectores. 


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