Semanas atrás comentaba en este espacio que Iron Maiden, un grupo que sigo desde los años ochenta cuando compré su álbum The Number of the Beast en una tienda de elepés importados sobre la calle José Vasconcelos, en la Condesa, dejó para mejor ocasión la ejecución de algunas de sus rolas clásicas durante su presentación más reciente en México.
Fue mi cuarta vez en un concierto de la Doncella. He seguido su producción a lo largo de décadas. Pero ahora, el comentario de que faltaron algunas piezas icónicas de la banda británica me acarreó insultos y lo menos que recibí fue un “villamelón”, que con gusto agregué a una canasta rebosante de alfilerazos de quienes se ostentaron como auténticos fans.
¿La razón? Iron Maiden estaba reponiendo una gira con las mismas canciones de la época. ¿Cómo se contrapone eso con mi planteamiento? En la argumentación de esta gente que tuvo a bien leer mi texto y decirme de todo, yo debía saber, como lo sabía, que la banda estaba reproduciendo una selección de antaño y, además, anunciada en un set list. Sabiendo todo eso, con esa lista en la mano, publiqué mi comentario.
¿Por qué? Porque en cuarenta años asistiendo a decenas y decenas de conciertos de rock he atestiguado casos como el de Deep Purple, al que he disfrutado cinco veces en vivo, cuando repuso su Concierto para Grupo y Orquesta de 1969 en una gira que pasó por el Palacio de las Deportes. Venía la banda con Ronnie James Dio. A mitad de la cita, la banda abrió un espacio para chingarse dos o tres rolas clásicas, una de ellas “Smoke on the Water”, y el invitado se despachó “Rainbow in the Dark”. Imagine usted. Más aún: otros grupos aprovechan el encore justamente para tocar las favoritas.
Cero reclamos. Por el contrario, una explosión de júbilo de los seguidores que no solo pudieron vivir lo que fue aquel concierto en el Royal Albert Hall de Londres, sino que tuvieron la oportunidad de escuchar una de las rolas más emblemáticas del rock en voz de Dio, quien además cantó su mayor hit. Fue un éxito y nadie se puso intolerante ni grosero. Así, que, easy.