Fantasmas de ríos

Ciudad de México /

Uno de los descubrimientos fusileros de la pasada Feria Internacional del Libro fue la escritora española María Sánchez, quien llegó a Guadalajara estrenando su Premio Zenda de Poesía ganado con el libro Fuego la sed (La Bella Varsovia, 2024), título que por cierto se originó de la paráfrasis a un verso de Rubén Bonifaz Nuño que conoció en una antología de letras mexicanas en su natal Galicia hace veinte años.

María es muy joven y su profesión primera es la veterinaria, acaso por su devoción al campo y los personajes que lo recrean, nítida no solo en los versos de sus cantos sino en los agradecimientos que con la variante de “avistamientos” dedica en el cierre de este volumen a algunas decenas de aves que le permitieron mirar hacia el cielo y encontrar la palabra adecuada.

Sin embargo, el derecho de admisión al universo de María pasa también por los fantasmas, los ancestros y los ríos, temas que le son caros a lo largo del poemario. De hecho, las guardas de su libro son facsímiles de las anotaciones que su abuelo hacía sobre las fechas de siembra y otras novedades pertinentes de registro, y no son pocos los versos en los que se adivinan manos echadas al cielo en busca de rostros de los que han partido.

Pero son los cantos a los afluentes desaparecidos los que predominan a lo largo del volumen: “Ya no corre agua por este río/ aprendimos/ demasiado tarde/ a escuchar”, “Dónde está el mundo si no es aquí/ aquí/ siempre/ rodeados de ríos/ rodeados de muertos” y “seguís nombrando/ uno a uno los ríos/ hace mucho/ dejó de correr el agua”.

Recuerdo ahora el poema aquel de José Emilio Pacheco, “Alta traición”, en el que dice que bien daría la vida por dos o tres ríos, y no puede más que desatar nostalgia la evocación de aquellos que, ligados a los de la pluma de María, han dejado de existir, como el que corría del poniente capitalino mojando las zonas de Tarango, Colina del Sur y Plateros para bajar a Mixcoac, o el que serpenteaba por las barrancas del Olivar del Conde hacia San Antonio, hoy secos y su cauce entubado, después de que fue cubierto con los escombros del sismo de 1985.


  • Alfredo Campos Villeda
  • Director de @Milenio Diario. Autor de #Fusilerías y de los libros #SeptiembreLetal y #VariantesdelCrepúsculo. Lector en cuatro lenguas. / Escribe todos los viernes su columna Fusilerías
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