Los horrores del régimen de Irán son desvelados aun por el empeño de la propia autoridad de aquella nación, como el despropósito para su causa de ordenar a los medios de comunicación afines transmitir el anuncio del Comité Noruego de la entrega del Premio Nobel de la Paz 2023 a Narges Mohammadi, lideresa de la agrupación Mujer, Vida, Libertad en la sección de mujeres de la prisión de Evin, donde esta mujer ha pasado algunos años desde 2009 y ha salido eventualmente por problemas de salud.
Entre sus entradas y salidas de prisión, derivadas de afecciones cardiaca, neurológica y pulmonar, ha aprovechado para hacer doce entrevistas a otras internas y reunirlas en un volumen titulado Tortura blanca, que publica Alianza Editorial en español, pero que ha sido traducido a un puñado de sellos con el mayor éxito, por cierto, en lengua alemana. La mujer ha ido a la cárcel por diversas “faltas”, como protestar contra las condiciones de las prisioneras o por el libro que aquí se refiere.
Mohammadi ha sido encarcelada trece veces, con cinco condenas y sentenciada a tres décadas de prisión y 154 latigazos. La represión no le es ajena. Cuando tenía nueve años escuchó los lamentos de su madre por la ejecución de un sobrino y los de su abuela por la tortura a su hijo. Cuenta que a los diecinueve años la detuvieron por usar un abrigo naranja y a otras solo por considerar que llevaban mal puesto el hiyab obligatorio. Sufrió su primer encarcelamiento en 1998 por sus críticas a las autoridades y al año siguiente se casó con Taghi Rahmani, un periodista reformista que pasó catorce años detenido y, ante la eventualidad de una nueva reclusión, debió huir a Francia en 2012.
El hombre estuvo la semana pasada en la FIL Guadalajara para promover el libro de su esposa. Denunció la represión contra todo intento de oposición en Irán y me comentó que sí le han ofrecido a Narges la libertad y borrón y cuenta nueva… si claudica en su lucha en favor de los derechos humanos. La respuesta, por supuesto, fue negativa. El título del libro hace referencia a la tortura que despoja a los presos de todo estímulo sensorial durante largos periodos, junto con aislamiento e interrogatorios.