Después de los nueve minutos de tedio con los que abrió su primer discurso como Presidenta, dedicados para rendir un homenaje a su antecesor, a su obra y su legado, Claudia Sheinbaum trazó unas líneas de acción con ciertos enunciados que marcan una diferencia notable con el gobierno que se fue, del que ella fue parte como pieza clave, pero no decisoria. Esta vez sí lo es como cabeza del Estado.
Nadie podía esperar que entrara en detalle en los cómo y los dónde para cada tema, pero sí resulta relevante que haya abordado asuntos que requieren atención ingente y un lugar preponderante en una estrategia de gobierno que responda a los tiempos en curso y no a nostalgias de un pasado ya enterrado en buena parte del mundo moderno.
Voy en orden con los cien puntos que leyó como ejes de acción de su gobierno. En el punto 11 destacó que enviará una iniciativa para recuperar el principio democrático de no reelección para que ni alcaldes ni legisladores repitan, con base en la narrativa maderista, y en el 15 se comprometió a respetar la autonomía del Banco de México, cosa no menor considerando los planes que heredó para vulnerar la independencia de varios órganos.
El punto 33 es acaso el más parecido en grandilocuencia a las expresiones de su mentor, pues propone hacer de México “una potencia científica”, que puede asociarse a aquello de tener un sistema de salud como Dinamarca y uno educativo como el de algún otro país europeo, objetivos que acabaron en calidad de bromas “para dar la nota”, en voz del propio declarante.
Si hay algo ambicioso es el punto 40, en el que la Presidenta promete alcanzar una “república de lectores” promoviendo círculos de lectura, desafío que no puede ser más plausible frente a los bajos índices en la materia y al desprecio por los libros y el pensamiento de su antecesor, mientras que los incisos 71 y 72 son acaso los que más diferencia implican entre los mentados primer y segundo pisos con la meta de impulsar las energías renovables y en algunas ciudades del norte aplicar un programa de paneles de energía solar.
No es mucho, en efecto, pero junto con los planes de apoyo a la mujer, esos puntos representan una gran diferencia que habrá que recordarle a Sheinbaum todos los días.