Con no menos sorpresa que Kamala Harris, el público prendido a la pantalla escuchó la especie, en voz de Donald Trump, de que la migración haitiana ha acabado con las mascotas de Springfield, Ohio, porque se han comido a perros y gatos como parte de sus usos y costumbres. Aunque el mundo está acostumbrado a las mentiras y baladronadas del magnate, siempre queda un espacio para levantar la ceja y hasta divertirse con esos desplantes.
Esa desatinada argumentación del republicano durante un debate en la competencia por la Casa Blanca me hizo recordar una tragedia que involucró a la mayoría de mascotas de un país, la Ruanda de los años noventa, cuando un grupo, los hutus, quiso quitarse el yugo de otros compatriotas, los tutsis, división que antiguos colonizadores fabricaron para controlar mejor ese territorio.
El casi millón de muertos por la matanza en esa nación africana, cuyo nombre significa “expansión” y que es también conocida como el país de las mil colinas por su accidentada geografía y tres gigantescos parques naturales, devino en otra tragedia, la de los perritos, que, al quedar a la deriva por la muerte o el éxodo de sus dueños, comenzaron a comerse los cadáveres en las calles y terminaron siendo un peligro para los sobrevivientes terminada la guerra. Todos fueron sacrificados.
Por eso no es raro que además del gorila de montaña, especie endémica de Ruanda, República Democrática de Congo y Uganda en la compartida cordillera Virunga, voz local que significa “volcanes”, también los chivitos sean un símbolo nacional, pues se puede ver a lo largo de los intrincados caminos de esta nación a niños y adultos llevarlos con lazos o correas como si de perritos se tratara o tenerlos en sus patios como mascotas.
Cuentan los ruandeses que a diferencia de otras especies que desaparecieron de la zona por los conflictos y éxodos humanos, después reintroducidas en los parques nacionales por ser atractivos turísticos indispensables para su economía, como los leones en la sabana compartida con Tanzania, los perritos aún no vuelven y no se ve para cuándo. Por ahora los que reinan en las montañas son los gorilas y a ras de tierra los chivitos. _