“Rebeca” de Daphne Du Maurier es una de mis novelas favoritas. La amo por siniestra, porque dice cosas más allá de lo obvio y, por supuesto, por la historia de amor.
En ese mismo sentido soy el fan más fan de todo ese cine que se hizo entre finales de los años 80 y principios de los 90 donde, de una manera admirablemente melodramática, se cuestionaba mucha de la moralidad de aquel entonces.
Le estoy hablando de “Atracción fatal”, “La mano que mece la cuna”, “Acoso sexual” y “Una propuesta indecorosa” entre muchos, muchísimos clásicos que triunfaron aparatosamente.
¿Por qué le estoy contando todo esto? Porque Universal+ acaba de estrenar una miniserie que rescata mucho de este espíritu. Se llama “Captivated” (“Too Good to be True”) y no hay manera de que no se la recomiende.
No le voy a contar detalles para no arruinarle la experiencia. Simplemente le diré que si usted es adorador de esta clase de contenidos, que si usted amó las maravillosas telenovelas de antes y que si usted se quiere entretener sin meterse en broncas, acaba de encontrar una opción de oro.
¿Cuál es la nota? Vamos a decirnos la verdad: mucho de aquel material que nutrió a la humanidad entera, tenía violentísimos problemas ideológicos.
Si no era “El patriarcado presenta”, era “Apostemos por el clasismo, por el clasismo y por cosas peores”.
¿Cómo le pueden hacer las grandes casas productoras del mundo para seguir haciendo negocios con esta clase de material sin promover cuestiones que ya nadie quiere ver?
Precisamente como le hicieron los genios detrás de esta producción inglesa: actualizando de raíz.
La gran protagonista de esta historia es una mujer, pero no es la típica mujer bonita de hace 30 años. Es una mujer “normal”.
No sólo es una mujer “normal”, es madre de un hijo, y es prácticamente una mamá soltera porque la acosa un patán al que no sabemos si llamar pareja, expareja o qué, pero que sirve de pretexto para poner sobre la mesa el tema de la violencia de género.
Por si esto no fuera suficiente, esta chica viene de abajo, es trabajadora del hogar. Y tiene su carácter. No se deja ni de nada ni de nadie.
Es, a diferencia de muchas de las protagonistas que tenemos hoy en las telenovelas mexicanas, una mujer admirable, una verdadera heroína del siglo XXI.
Y lo que le pasa tiene un halo de romance, pero también un halo de misterio, de terror. Hay secretos. Hay algo que amenaza. Es un título genuinamente imperdible.
Su único problema es que como no se distribuye a través de Netflix, que es lo que a las multitudes de ahora les encanta idealizar en automático, sí hay que hablar de ella con más fuerza para que la volteen a ver.
¿Qué sería lo más relevante para contrarrestar el cerco informativo alrededor de este concepto? Que no está inspirada en hechos reales.
Perdón si sueno un tanto agresivo pero estoy convencido de que la industria del entretenimiento está abusando de la realidad, de los “casos de la vida real”, de las historias de asesinatos, secuestros y narcotráfico de verdad.
¿Y? ¿Qué tiene esto de malo? Que atrofia nuestra capacidad de asombro, que nos maleduca a interpretar nuestra existencia como un espectáculo, que le quita oportunidades a la imaginación, a las nuevas y a los nuevos escritores. Nada con exceso. Todo con medida.
Por lo demás, ni me voy a meter con el autor, el director ni los talentos, pero le va a encantar reconocer aquí a gente de “Downton Abbey”, “Mr. Selfridge” y “Doctor Who”.
Luche con todas sus fuerzas por ver “Captivated” en Universal+. Le va a gustar. De veras que sí.