Quién sabe qué fue lo que pasó, pero a finales de los años 90, los valores comenzaron a cambiar en los contenidos estadounidenses.
De repente la televisión de paga se comenzó a llenar de mafiosos, de narcotraficantes y, por supuesto, de asesinos.
Así fue como, en 2006, el personaje de unas novelas buenísimas (Yo leí dos. Se las recomiendo) llegó a la casa productora Showtime para saltar inmediatamente a México y a toda Latinoamérica por el canal Movie City, la competencia en aquel entonces de HBO.
Por supuesto le estoy hablando de “Dexter”, la cereza de una revolución moral que conquistó al mundo entero.
“Dexter” no es sólo una de las mejores series de todos los tiempos, fue la punta de lanza para que en muy poco tiempo las pantallas del cable se inundaran de títulos como “Bates Motel”, “Hannibal” y “The Following”.
¿Dónde está la revolución moral? En que Dexter Morgan, el protagonista de “Dexter”, es un asesino, un asesino “bueno”.
¿Sí entiende la magnitud de lo que le estoy diciendo? ¡Cómo es posible que exista un asesino “bueno”! Matar es matar. Es un pecado. Está en Los Diez Mandamientos.
Ah, es que Dexter no mata a cualquiera. Es un asesino de asesinos. Una especie de justiciero. ¡Prácticamente un superhéroe! Tremendo, ¿verdad?
¿Y por qué “Dexter” no está considerada como una apología del delito como las narconovelas y las narcoseries que se hicieron más o menos en esa misma época?
Porque no era televisión abierta. Era televisión “premium”. Para verla, no sólo había que pagar, había que pagar extra. Eso impedía que entrara a los hogares de manera gratuita, irresponsable, sin reflexión.
Para no hacerle el cuento largo, si “Dexter” no triunfó más en México fue porque como el canal Movie City era del corporativo FOX y esa marca terminó desplomándose hasta fusionarse con Disney, un montón de maravillas no obtuvieron aquí la gloria que alcanzaron en Estados Unidos.
Allá, es un referente, un universo. En serio. Hace poco, a casi 20 años de su presentación, se hizo “Dexter: New Blood” (que aquí le reseñé) e independientemente de una mega sorpresa que “Dexter” está preparando para el verano de 2025, la semana pasada, en Paramount+, se estrenó “Dexter: Original Sin” (“Dexter, pecado original”).
Dígame, por favor, que usted también la comenzó a ver (cada semana sube un episodio nuevo): ¿No se le hizo buenísima?
“Dexter, pecado original” es la precuela de la primera temporada y al igual que “Star Wars: Rouge One”, “House of The Dragon” y “La primera profecía”, es perfecta.
Si a usted le tocó el fenómeno o fue fan, flotará de placer con particular entusiasmo cuando mire esto y si no, descubrirá una historia apasionante, enigmática y diferente.
Yo, en lo personal, me siento muy feliz de que hayan hecho esto porque, como leí los libros, sé que muchas de las cosas más fabulosas del personaje de Dexter no aparecieron jamás en la serie porque la producción entró de golpe y porrazo, sin antecedentes.
El pasado de “Dexter” es riquísimo y, por increíble que parezca, está lleno de valores familiares.
¿Qué haría usted, como padre de familia, si notara que si hijo va que vuela para convertirse en asesino serial? ¿Qué haría usted, como padre, para impedir que su hijo termine mal?
Y esto es sólo un poco de lo mucho que sí está en “Dexter: Original Sin”.
A mí me encantó la propuesta porque, al menos en el capítulo uno, sigue saliendo Michael C. Hall, el protagonista de la serie de siempre, pero teniendo a Patrick Gibson como Dexter de joven con un parecido físico impresionante.
A esto súmele que salen Christian Slater, Molly Brown y un montón de primerísimas figuras de todas las generaciones en una producción de época llena de valores que harán que la nostalgia vaya, venga, y que muchas personas se la pasen increíble.
Luche con todas sus fuerzas por ver “Dexter, pecado original” en Paramount+. Le va a gustar. De veras que sí.