AMLO, Claudia y "La casa de los famosos"

Ciudad de México /

Hemos estado viviendo demasiados momentos históricos en muy poco tiempo.

Lo normal, al final de un sexenio, es acabar mal, que la economía sea un desastre, que los rencores estén desatados.

En esta ocasión, todo es diferente. Por primera vez desde que tenemos memoria, todo es diferente.

A usted le consta, hay mucho amor, pero sobre todo mucho agradecimiento, hacia los logros de la administración de Andrés Manuel López Obrador.

Sí. También hay críticas, hay ataques. Pero son parte de lo mismo. Fueron demasiados los cambios, muchísimos los intereses que se afectaron y no cualquiera tiene la flexibilidad como para salir adelante frente a algo así.

A esto súmele, por favor, los resultados de las elecciones, el triunfo de Claudia Sheinbaum, el éxito de Clara Brugada. ¡Es tiempo de mujeres! ¡Y qué mujeres!

¿Cómo se procesa la despedida para alguien como Andrés Manuel López Obrador al mismo tiempo que se trabaja la bienvenida para una figura como Claudia Sheinbaum?

¿Cómo se puede lidiar con la tristeza del adiós y, al mismo tiempo, con la alegría de recibir a la primera mujer presidenta de la historia de México? Sí es un tema muy profundo.

A mí no me sorprende que, paralelamente, el país entero esté entregado a un contenido como la segunda temporada del “reality show” “La casa de los famosos” de TelevisaUnivision.

Amor con amor se paga y todas esas emociones requieren de una válvula de escape igual de enorme, de histórica y de poderosa.

Lo que está pasando ahí no es una frivolidad. Es parte de lo mismo, de un cambio, de una transformación: el fenómeno mediático y digital más grande de todos los tiempos.

¿Por qué le estoy escribiendo esto? Porque con tanta euforia es muy fácil no darse cuenta de lo que viene más allá del día a día.

La temporada dos de “La casa de los famosos” va a terminar prácticamente al mismo tiempo que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Tendremos días de “ratings” altísimos, los algoritmos no se van a dar abasto moviendo tantas tendencias en tantas redes. ¡No habrá manera de acabarnos toda esa felicidad, toda esa prosperidad, todo ese ruido!

El problema va a ser cuando empiece octubre. Claudia Sheinbaum tomará posesión y no habrá nada enfrente que le permita desahogar sus emociones a las multitudes.

Aquí habrá de dos sopas: o el pueblo, de manera orgánica, convertirá alguna telenovela, alguna serie o algún personaje en fenómeno social, o nos volveremos locos al no saber qué hacer, qué decir ni qué opinar.

Será el momento perfecto para que los terroristas editoriales siembren el pánico en medios y en redes, para que la oposición se luzca destruyendo todo lo que encuentre a su paso.

Ningún algoritmo, después de haberse beneficiado con todo lo que se ganó en los últimos meses, se va a quedar con los brazos cruzados mirando cómo se desploman sus números.

¿Y qué es lo que va a circular? Lo malo, lo que parezca peor, lo más violento, lo más grosero, lo que vuelva a confrontar a la sociedad.

Es mi deber como crítico profesional prevenirla a usted, prevenirlo a usted, e invitarla, invitarlo, desde ahora a tomar precauciones, a que hagamos juntas y juntos algo que impida la cruda post-AMLO, la cruda post-“casa de los famosos”.

El reto para Claudia Sheinbaum va a ser monumental porque, en contraste con lo que siempre había sucedido cuando cambiábamos de sexenio, que la gente descargaba sus emociones entregándose al maratón Guadalupe-Reyes, aquí la Navidad está demasiado lejos.

Todas las miradas de todas las personas van a estar sobre la nueva presidenta porque, aunque no quieran, no van a tener otra cosa qué ver, otra cosa qué hacer, otra cosa qué criticar.

Qué fuerte, ¿verdad? ¿Cómo va a comenzar el nuevo sexenio? ¿Cómo va a comenzar en materia de comunicación?

¿Cómo le va a hacer la primera mujer presidenta de México, en términos emocionales, para ayudarle a las audiencias a terminar de asimilar tanto cambio, a no perder el espíritu positivo y a seguir viviendo en el amor? ¡Cómo!


  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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