“Wicked” es la gran película del año, la que va a ganar el Oscar, lo mejor que le ha pasado al cine en mucho tiempo.
Yo que usted mataría por ir corriendo a verla a la sala cinematográfica más grande que pueda porque, definitivamente, esto no es para plataformas. Esto no es para después.
Esto es grandioso. Esto es para hoy. Esto es para la eternidad. ¡Esto es Hollywood!
Fíjese lo que le voy a decir: desde “Titanic” que yo no veía una película que me hiciera sentir todo lo que esta obra maestra me hizo sentir.
Es más: yo pensaba que nunca en mi vida iba a volver a ver este tipo de cine, que Hollywood había muerto. Pero me equivoqué y ésta es la prueba.
Le juro que no le voy a vender trama pero le suplico que lea todo lo que le voy a escribir a continuación para que entienda lo que esta película puede llegar a representar para millones de personas en el mundo entero precisamente en un momento histórico como éste. ¡Gracias!
“El mago de Oz” es una joya cultural estadounidense, un libro de 1900 que encierra muchos de los más hermosos valores de ese pueblo tan especial.
En la primera mitad del siglo XX, exactamente en 1939, cuando Hollywood seguía conquistando al planeta entero con ese invento tan prodigioso que estaba pasando del cine mudo al cine hablado y del cine en blanco y negro al cine a color, se hizo la película con Judy Garland.
Fue un filme prodigioso desde todas las perspectivas. Fue musical porque había que presumir el recurso del sonido. Fue a color porque ninguna otra historia se prestaba más que ésta para sorprender a las multitudes con esa innovación.
Para no hacerle el cuento largo, “El mago de Oz” fue una aportación impresionante que marcó a la humanidad, que generó cualquier cantidad de productos derivados y que le dio esperanza a las multitudes mientras la economía global se desgajaba, el odio se apoderaba de la gente y el fantasma de otra guerra mundial sembraba el pánico en las noticias.
Mucho tiempo después, en los años 90, se publica “Wicked”, lo que hoy llamaríamos una precuela, de “El mago de Oz” pero tan increíblemente original, buena, divertida, emocionante y profunda que no sólo se convirtió en un éxito alucinante, se hizo en musical.
“Wicked”, la experiencia teatral, es uno de los más maravillosos musicales de todos los tiempos.
Lo fue por la manera como condensó el libro, por su concepto, por su música, por sus letras y por algo que debemos reconocer: le permitió a las nuevas generaciones conectar con el universo de “El mago de Oz” desde otras perspectivas.
En este 2024, más de cien años después de la publicación de “El mago de Oz”, a casi un siglo de la película, justo cuando el mundo está sumergido en el odio, los problemas económicos y el fantasma de otra guerra mundial, “Wicked” aparece en la cartelera cinematográfica para que ese universo fantástico vuelva a divertir, a inspirar y a llenar de esperanza a las mujeres y a los hombres de los cinco continentes.
Yo no sé si sea una casualidad, un juego del destino o qué, pero ahora sé lo que sintieron las personas que lloraron de emoción al escuchar a Judy Garland cantando por primera vez “Over the rainbow” en sus cines de barrio hace 85 años.
Ese Hollywood monumental, musical, talentoso, sentimental, emocionante, coreográfico, sorprendente, desbordado y retacado con lo último de lo último en cuanto a recursos dramáticos y audiovisuales es el mismo que tenemos hoy en “Wicked”.
El joven director Jon M. Chu, que ya nos había extasiado con la versión cinematográfica del musical “Into the Heights”, fue lo suficientemente sabio como para vincular esto no sólo con la experiencia teatral sino con la cinta de 1939, el libro de 1995 y las inquietudes de las audiencias de hoy como las redes sociales y los videojuegos.
No tiene usted ni la más remota idea de lo que va a sentir cuando esté frente a este recordatorio de tantas cosas tan hermosas que se habían estado perdiendo en las últimas décadas.
“Wicked”, primera parte de dos, habla de muchas de las más poderosas inquietudes sociales que tenemos hoy y que no son muy diferentes a las que tuvieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos.
Está plagada de aportaciones actorales, artísticas y musicales. Si hubiera que elegir una canción, un momento, no habría manera. Da para mucho. Da para todo. Así es como funciona cuando uno está ante una joya del cine universal.
Me hace muy feliz que Estados Unidos recupere la posición que merece en el entretenimiento y en la educación sentimental de todo el mundo.
Me hace muy feliz que justo hoy, cuando las cosas están tan mal por todos lados, “El mago de Oz” vuelva a nuestros corazones para acariciarlos.
Me hace muy feliz haber llegado a este momento de mi vida para volver a llorar, de manera incontenible, al final de una película de estreno.
Si lo suyo, como lo mío, es esto. Luche con todas sus fuerzas por leer “Wicked”, por cantar “Wicked” y por ir al cine a vivir “Wicked”.
Tal y como sucedió en 1939, no importa si es en inglés o en español, no importa si usted es experto o no. Le va a gustar. De veras que sí.