El reciente 3 de diciembre fue establecido, por la “Red de Acción en Plaguicidas” para conmemorar la tragedia que se presentó en esa fecha por la emisión de un gas tóxico en Bhopal India en el año 1984.
Todo comenzó cuando habitantes de ese lugar se disponían a dormir y narran que empezaron asentir un fuerte ardor en los ojos, que se intensificaba al pasar los minutos, posteriormente se presentó dificultad para respirar, y salieron de sus casas buscando un lugar seguro, y conocer el motivo de sus molestias,así se enteraron que el malestar lo provocaba la fuga de gas tóxico derivado de un producto químico llamado isocianato de metilo utilizado en una fábrica de plaguicidas de la empresa estadounidense Union Carbide.
Del ardor de ojos se pasó a un malestar generalizado que ocasionó la muerte de muchas personas en el corto plazo, aproximadamente 16,000, y 500.000 con afectaciones en órganos vitales.
Lamentable a 40 años de esta desgracia aún se registran consecuencias en la salud de los habitantes cercanos al lugar, siendo casi inexistente la indemnización y el apoyo para su atención médica.
Estos productos químicos o plaguicidas pretenden controlar o eliminar a las plagas de los cultivos. A veces se argumenta que sin plaguicidas no habrá cultivos suficientes y por consecuencia alimentos. Pero esta circunstancia no excluye el que se busquen opciones agroecológicas que pueden coadyuvar a resolver sin tantas consecuencias negativas el problema de los insectos.
El utilizar plaguicidas en ocasiones altamente tóxicos para la salud humana ha registrado serias consecuenciasen las habilidades cognitivas de los niños, siendo también precursores de cáncer, además están afectando de manera importante a poblaciones enteras de polinizadores.
Para controlar pulgones, ácaros, escarabajos, gusanos y otros insectos que atacan los cultivos, es urgente considerar alternativas ecológicas que no dañen el entorno natural ni pongan en difícil condición la salud de las comunidades.
Es necesario invertir en la capacitación y en la difusión de estos conocimientos, así como utilizar el control natural de las plagas en los cultivos, los pesticidas químicos han demostrado el gran impacto negativo que tienen en toda la expresión de la biodiversidad.
Es urgente conocer y aplicar las opciones de control que la naturaleza ofrece para restaurar nuestro dañado medio ambiente.