Honrar o no a la memoria de Ifigenia

Ciudad de México /

La ascendencia política y moral de Ifigenia Martínez en Claudia Sheinbaum fue tanta que al enterarse de su fallecimiento posteó:

“El 2 de junio voté por Ifigenia Martínez, una mujer consecuente y de convicciones. El 1 de octubre recibí la banda presidencial de sus manos. Hoy nos dejó…”.

La semana pasada, poco antes de su toma de protesta, no tuvo la oportunidad de escuchar las oportunas, por conciliadoras, palabras que la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados quiso decirle y no pudo a causa de su debilitada salud.

En la barahúnda de legisladores nacionalpopulistas que treparon a la tribuna para fotografiarse con Sheinbaum, alguien desconectó el oxígeno de la maestra, quien comenzó a languidecer y Claudia preguntó qué pasaba. Ifigenia balbuceó que le faltaba el aire y Sheinbaum inquirió si estaban pisando la manguera de la cánula nasal. Gente de Protección Civil pudo reconectar el aparato, pero a la frágil diputada no le alcanzó el aliento para leer el texto que llevaba preparado (cuyo remate recuperó Joaquín López-Dóriga el jueves en MILENIO).

Para quienes afirman la patraña de que las demandas del 68, las libertades y la democracia empezaron en 2018 con el triunfo presidencial de López Obrador cabe recordar que los padres de lo que hoy es Morena fueron Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez.

El 29 de abril de 2022, en la antigua sede del Senado se le rindió un homenaje multipartidista a Muñoz Ledo por 70 años de actividad pública fructífera. Una de las oradoras fue la maestra Martínez, quien le reconoció ser clave de “la cimentación democrática de hoy”, con extraordinaria “capacidad para el debate y la construcción de acuerdos y consensos”; un hombre “determinante en el camino de la transición democrática”, decisivo “en la institucionalización y defensa de la pluralidad”.

Un mes después, al presentar su libro Por una democracia progresista, Cárdenas lamentó la falta de continuidad en los proyectos políticos porque no se había consolidado ninguno y soltó: “No sé qué es la cuarta transformación” debido a que “elección tras elección únicamente se llevan a cabo improvisaciones y ocurrencias...”.

A la semana siguiente (2 de junio), Muñoz Ledo acusó a López Obrador de tener un pacto con la delincuencia y lo llamó a que “entienda que su contubernio o alianza con el narco no es heredable, porque éstos, como lo han hecho siempre y en todas partes, en todas las plazas políticas, se entienden con el que va a llegar…”.

Frente a la polarización heredada, lo que Ifigenia quiso decirle a Sheinbaum se condensa en estas palabras:

Que nuestras diferencias no nos dividan (…), que sean fuentes de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos (…). Hoy más que nunca necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir juntas y juntos un país más justo y solidario. Es tiempo de altura de miras…”.

¿Honrará Claudia la memoria de su preferida para la Presidencia…?

  • Carlos Marín
  • cmarin@milenio.com
  • Periodista con 55 años de trayectoria, autor del libro Manual de periodismo, escribe de lunes a viernes su columna "El asalto a la razón" y conduce el programa del mismo nombre en Milenio Televisión
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