Ayer al final de la mañanera se dio este intercambio con la Presidenta: ¿Qué hacer desde el ámbito de la seguridad para frenar este flagelo, Presidenta? ¿Cómo mejorar la actuación de la policía cibernética? ¿Qué hacer desde el ámbito de la seguridad para detener todo esto?
—¿Para cuál delito? —preguntó la presidenta Sheinbaum.
— Extorsión, robo de identidad.
—Recuerden que ya pasó por las dos cámaras la reforma al 19 constitucional, en donde es “delito grave”, vamos a llamarle así, la extorsión, porque no estaba catalogado como tal, eso va a ayudar mucho.
Ayer en la Cámara de Diputados se aprobó una nueva reforma constitucional que prohíbe los vapeadores y el fentanilo.
Hay una confusión en este movimiento tan humanista y tan prohibitivo. Están convencidos de que la Constitución es mágica y con el hecho de poner algo ahí eso sucede. No, eso no es la ley, las constituciones no son eso.
Como la prohibición ya es constitucional, algunos han de pensar, siguiendo la lógica de la Presidenta, que ya no habrá extorsión. Porque ya está en la Constitución nadie nunca más vapeará y mucho menos hará o traficará fentanilo. Ya la hicimos. No se entiende mucho por qué tenemos la cantidad de homicidios que tenemos si también es delito grave. ¿Será que los asesinos no han leído la Constitución? ¿Las organizaciones que hacen y trafican fentanilo faltaron a clases cuando se leyó la Carta Magna?
En lo particular, la prohibición de vapeadores y cigarros electrónicos, que ya existía, ahora en la Constitución, es una de las más absurdas. Puede usted fumar, nunca vapear. Es como si prohibieran la charanda permitiendo el tequila. Es en el fondo una confesión de parte del gobierno morenista: somos remalos para regular, para administrar, mejor prohíbe y así sigue existiendo el vapeo, pero queda claro que a nosotros no nos gusta.
Los que estarán muy agradecidos son los delincuentes, que como hay demanda la tendrán que satisfacer y se volverán un monopolio controlando, un mercado de unos cuantos miles de millones de pesos. Un nuevo mercado ilegal por la obsesión de un expresidente y la disciplina política de una presidenta.
Eso sí, se seguirá vapeando —ahora con más riesgos— como se sigue asesinando, extorsionando, secuestrando y desapareciendo.