Ayer Chrystia Freeland, parte del gabinete de Justin Trudeau en Canadá y quien fuera la negociadora del T-MEC hace siete años de parte de aquel país con el gobierno de Donald Trump y el de Enrique Peña Nieto, así como con el equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador, presentó su renuncia después de que el primer ministro le pidiera renunciar y le ofreciera otro puesto en el gabinete, lo cual ella declinó. En su carta de renuncia lanza una advertencia de lo que se viene.
Freeland sabe, lleva muchos años tratando con sus contrapartes estadunidenses, trató con la gente de Trump y no se hace demasiadas ilusiones sobre lo que viene. Encabezaba un comité gubernamental que opera la relación con los estadunidenses.
Le dice a Trudeau: “Durante las últimas semanas, usted y yo nos hemos encontrado en desacuerdo sobre el mejor camino a seguir para Canadá.
“Nuestro país (Canadá) enfrenta hoy un grave desafío. La administración entrante de Estados Unidos está llevando a cabo una política de nacionalismo económico agresivo, que incluye la amenaza de aranceles de 25 por ciento.
“Tenemos que tomarnos muy en serio esa amenaza. Eso significa mantener nuestra pólvora fiscal seca hoy, de modo que tengamos las reservas que podamos necesitar para una próxima guerra arancelaria. Eso significa evitar costosos trucos políticos, que no podemos permitirnos y que hacen dudar a los canadienses de que reconozcamos la gravedad del momento.
“Eso significa hacer retroceder el nacionalismo económico de ‘Estados Unidos primero’ con un esfuerzo decidido para luchar por el capital y la inversión y los empleos que generan. Eso significa trabajar de buena fe y humildad con los primeros ministros de las provincias y territorios de nuestro gran y diverso país y construir una verdadera respuesta del equipo Canadá”. La renuncia ya ha metido en un lío al no muy popular en estos días Trudeau con sus adversarios políticos. Pero más allá del lío canadiense, la renuncia de Freeland, sus razones y lo que en su carta explica deben ser una advertencia también para el gobierno mexicano y sus negociadores en la revisión del T-MEC. Mucho se ha dicho que si son solo amenazas trumpistas que no se cumplirán, pero habrá que escuchar a quien lo conoce y ha lidiado con él.
Porque lo que viene no estará sencillo. En Canadá, Trump ya cobró su primera víctima.