El tema migratorio o, mejor dicho, la molestia con la situación de la migración en la frontera con México y los migrantes que viven en su país está en el primero o segundo lugar entre las preocupaciones de los estadunidenses de cara a su decisión en la urna el martes.
Es cierto que parte de que se haya vuelto el tema que se ha vuelto en esta elección tiene que ver con la obsesión de Trump por el tema, pero creo que eso es lo de menos. En realidad, el tema migratorio siempre ha estado ahí y en la medida que nada se ha hecho hace décadas para ordenar el asunto en términos que la modernidad ha cambiado tantas cosas, en esa misma medida las políticas públicas y las leyes siguen siendo las mismas.
En los últimos lustros la migración hacia Estados Unidos no ha hecho más que aumentar más allá de fluctuaciones por temporadas, por pandemia o por militares en la frontera entre México y Guatemala. Aquí no hay otros datos. Buena parte de esa migración, además, es por vías no contempladas en la ley, sin documentos, para conseguirlos allá o para vivir, como millones, sin ellos.
Muchos otros llegan por situaciones temporales en sus países y son recibidos en Estados Unidos con documentos supuestamente temporales, una alternativa al asilo que la burocracia y la cantidad de procesos vuelven eternos, como la visa TPS, que tiene el temporal en el nombre y de las que se han emitido casi un millón. O pensemos en los dreamers, en el país con el programa DACA, que tiene en su nombre: acción diferida, su supuesta temporalidad y, por lo tanto, incertidumbre. Poco más de medio millón de jóvenes.
Mañana martes se elige presidente o presidenta de Estados Unidos. Está claro que un triunfo de Trump regresaría, recargado, a los chantajes y presiones para que México se ocupe de los migrantes que llegan por México y seguramente aumentarán, y en serio, las presiones y los malos tratos a quienes ya están en Estados Unidos. Si gana Kamala Harris el tono será otro, pero las políticas no podrán suavizarse demasiado. En el tema migratorio los conservadores han triunfado.
Eso se notará en las cámaras legislativas. Los años sin estrategia, sin siquiera apuntes a una solución de largo plazo, han provocado que nadie pueda ser pro migración en Estados Unidos.
Las cosas seguirán el mismo camino y cada vez estarán peor.