El Noroeste, el medio que ha cubierto como ningún otro la crisis que vive Sinaloa desde el secuestro de El Mayo Zambada y el conflicto posterior, hizo el 20 de noviembre este resumen de lo sucedido desde entonces.
El balance desde el 9 de septiembre hasta el día 20 de noviembre es de: 425 homicidios dolosos (5.8 diarios). 501 personas privadas de la libertad (6.9 diarios). 1,323 vehículos robados (18.1 diarios). 142 personas detenidas. 46 personas abatidas.
El Noroeste llama privados de la libertad, creo que correctamente, a los desaparecidos en este lapso.
La comparación con otros meses, con otros años, deja claro que la guerra en Sinaloa está viva y que nadie ha tenido claro cómo terminarla. Solo el miércoles, cinco homicidios más.
Hay que recordar, porque luego quieren que nos olvidemos, que el evento que comenzó este horror ha sido contado por el presunto secuestrado y en algunas partes de ese relato confirmado por la Fiscalía General de la República. La más grave, sin duda, el invento de la Fiscalía local, manejada por el gobernador, de cómo y dónde se había asesinado a un rival político de… el gobernador. El mismo que lleva todas estas semanas actuando con un cinismo que hará historia y que no ha podido, ni siquiera, explicar dónde andaba aquel día.
Pero de gobernadores cínicos y transas nos sobran ejemplos, basta ver cuántos han pasado por las cárceles.
Lo que es difícil de entender es por qué la presidenta Sheinbaum no ha operado políticamente para quitarse tal carga de encima. Y digo operar políticamente porque queda claro que entre morenistas no se persiguen judicialmente porque creen, erróneamente, que eso los mancha a todos. Pero el que hoy mancha al “movimiento”, como le dicen, es el gobernador y su “manera” de gobernar.
Imaginemos que el próximo año Zambada o algún Chapito se pone a decir cosas frente a fiscales o jueces estadounidenses que involucran a Rocha. Más allá de que sean verdad o mentira, pues el “movimiento” ya hizo de las declaraciones de delincuentes en EU una verdad, así que alguien debería de pensar qué sucedería con este nuevo gobierno que, sonriendo, se toma fotos con el gobernador.
Quitar de en medio a Rocha no solo dejaría chambear a García Harfuch y empezar a aplacar aquel horror, también empoderaría a la Presidenta frente a los que desde alguna localidad creen que por ser del “movimiento” pueden hacer lo que quieran.