Como siempre por estas fechas, al final del año, dedico este espacio a evocar la Navidad, el Año Nuevo y los Santos Reyes. La Navidad celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret en el pueblo de Belén. Es una de las fiestas más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua y el Pentecostés. Pero no siempre fue así. La Navidad estaba ausente en la lista de las fiestas más antiguas de los cristianos, celebradas por Ireneo y Tertuliano en el siglo III. Los primeros cristianos celebraban entonces principalmente la Epifanía, cuando los Reyes Magos visitaron al niño Jesús en su pesebre —es decir, el día en que fue revelada al mundo la existencia de Cristo. En 350, sin embargo, el papa Julio I pidió que el nacimiento de Jesucristo fuera celebrado el 25 de diciembre, fecha confirmada en 354 por el papa Liberio. Luego, en 379, fue por vez primera celebrado un banquete de Navidad, en Constantinopla.
¿Qué mes nació, en verdad, Jesús de Nazaret? Es improbable que fuera diciembre, por lo que dicen los Evangelios. En el calendario lunar hebreo, en efecto, los meses de kislev (noviembre-diciembre) y tebet (diciembre-enero) son los más fríos del año. Y Jesús nació en una noche cálida (“Había pastores en el campo cuidando sus rebaños” —Lucas 2:8) con el cielo estrellado (“Cuando vieron la estrella, se regocijaron” –Mateo 2:7). Quienes desean calcular la fecha del nacimiento de Jesús a partir de las fuentes de la Biblia saben que Juan el Bautista nació cuando su padre, sacerdote del grupo Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén (Lucas 1:5-14) y que Jesús de Nazaret nació seis meses después que Juan (Lucas 1:24-36), y por la información sobre los Abdías (Crónicas 24:7-19) concluyen que Juan nació en marzo y Jesús en septiembre, fecha compatible con la indicación de los Evangelios según la cual Cristo nació en una noche cálida y estrellada (Lucas 2:8 y Mateo 2:7). Quiero decir, en septiembre, al comienzo del otoño.
¿Por qué entonces fue escogido el 25 de diciembre? Los romanos, como antes los griegos, celebraban el solsticio de invierno alrededor del 25 de diciembre, que es la fiesta del Nacimiento del Sol Invicto (Natalis Solis Invicti), asociada al nacimiento de Apolo. Ella tenía lugar poco después de la noche más larga del año, que inauguraba el crecimiento del sol. Después de la conversión de Constantino, la Iglesia quiso que los paganos pudieran abrazar el cristianismo sin abandonar sus festividades religiosas: Natalis Solis Invicti pasó a ser Nativitas. Los cristianos, como antes de ellos los romanos, seguían así la costumbre de absorber, en vez de reprimir, los ritos paganos de su tiempo. (Hoy en día, por cierto, los Testigos de Jehová no celebran la Navidad, pues la consideran una tradición pagana.)
Algo similar pasó durante la conquista del Nuevo Mundo. Los mexicas celebraban en el mes de Panquetzaliztli, a finales de diciembre, el advenimiento del dios del sol y de la guerra, Huitzilopochtli. Y los incas celebraban, también a finales de diciembre, en una fiesta llamada Cápac Raymi, el renacimiento del sol, su dios Inti. Los evangelizadores, en ambos casos, mantuvieron la fecha de la festividad, con el nombre de otro dios.