México, China y Canadá —en este orden— son los tres socios comerciales más importantes de Estados Unidos. México no ha dejado de crecer en importancia desde finales de la década de los ochenta: en 2015 alcanzó a Canadá y en 2022 rebasó a China. Por eso causaron tanto revuelo las declaraciones de Trump hechas en un post la noche del lunes en su plataforma Truth Social. El día que tome posesión de la presidencia, dijo, impondrá aranceles del 25 por ciento a todas las importaciones procedentes de México y Canadá, y del 10 por ciento a las de China. “El 20 de enero, como una de mis numerosas primeras órdenes ejecutivas, firmaré todos los documentos necesarios para cobrar a México y Canadá un arancel del 25 por ciento sobre TODOS los productos que entren a Estados Unidos, y sus ridículas fronteras abiertas ¡Este arancel permanecerá en vigor hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los extranjeros Ilegales detengan esta invasión a nuestro país!”. En unas horas cayeron las monedas de los países afectados. El peso, en concreto, perdió cerca de 2 puntos porcentuales, con lo que continuó la caída que ha sufrido los últimos seis meses. Bastó para eso con una amenaza.
Sabemos que la decisión anunciada por Trump viola el T-MEC; sabemos que hará subir los precios en su país; sabemos que perturbará, allá, la economía y el empleo; sabemos que sufrirán las consecuencias dos de las empresas más importantes, Ford y General Motors, que llevan años haciendo en México coches para exportar a Estados Unidos. México produce la mayoría de los autos y autopartes que llegan a Estados Unidos. Y otras cosas también, como alcohol, maquinaria, electrodomésticos… “Un tiro en el pie”, dijo ayer Marcelo Ebrard. Pero el mensaje de Trump, aunque no tiene lógica económica, tiene sentido político. Algo similar sucedió aquí con la cancelación y destrucción del aeropuerto de Texcoco.
No hay que tomar literalmente lo que dice Trump, pero hay que tomarlo en serio. Es un nacionalista económico. Las tarifas fueron una de sus promesas de campaña más repetidas, aunque las tarifas no detendrán la migración ilegal ni el tráfico de drogas, y provocarán inflación y perturbación de la economía americana. A Trump le gustan las soluciones fáciles y expeditivas a problemas complejos y difíciles. Dice poder terminar la guerra en Ucrania “en 24 horas”; dice también que México puede “resolver fácilmente” el tráfico de drogas y la migración ilegal. Se suponía que los aranceles iban a reducir el déficit comercial que tiene Estados Unidos con otros países, pero lo que sucedió, durante su primer gobierno, es que el déficit comercial aumentó una cuarta parte.
¿Qué respuesta dará el gobierno de México? “El régimen debería estar construyendo en estos momentos una estrategia de unidad nacional para encarar el desafío que se nos viene encima”, escribió Jesús Silva-Herzog Márquez, pero no: “La única unidad en la que piensa es la unidad al interior de un partido y de un movimiento”. Debemos estar unidos en México, y aliados con los intereses de Estados Unidos que serían afectados, para poder enfrentar la amenaza de Trump.