La república sostenida por un voto

Jalisco /

Los antiguos griegos creían que el mundo era sostenido por Atlas, un titán de tamaño descomunal que en su espalda y hombros recaía el peso de todo lo conocido hasta entonces.

Sin embargo, esa función no la desempeñaba por gusto ni por ser su deber, sino que era el castigo por haberse rebelado contra los dioses del Olimpo y, tras ser derrotado, Zeus lo condenó a cargar con el mundo.

En otras culturas, como en la hindú, se creía que la tierra era sostenida por elefantes y estos por una inmensa tortuga.

Han pasado miles de años desde entonces y la idea ha evolucionado, pero para mal. Ahora hay quienes creen que ellos sostienen y son el mundo. Autócratas, les dicen.

Sin embargo, hay personas que, por el contrario, están desempeñando roles muy similares al de Atlas en planos específicos donde son indispensables para preservar la democracia o una república.

En democracia un voto hace la diferencia en una elección. Un voto más puede cambiar el futuro de un vecindario, de un distrito, de un municipio, estado, región, de una nación y hasta del mundo completo, pero esto aplica solo si las reglas del juego son el de una democracia y de una república.

Al momento de redactar esta columna, en el Senado es solo un voto el que está soportando la precaria democracia, imperfecta y frágil, de México.

Hasta este momento la intentona oficialista por apoderarse del Poder Judicial no había avanzado en el Senado luego de haber sido aprobada por diputados federales, porque la bancada mayoritaria no conseguía aún ese voto indispensable para alcanzar la mayoría calificada necesaria, por ley, para aprobar la llamada reforma judicial.

Los senadores no oficialistas han acusado presiones para que traicionen a su electorado y voten a favor la reforma judicial. Gracias a iniciativas ciudadanas esos legisladores se cohesionaron en torno a la idea de no ceder, de sostenerse en su postura en contra de la reforma per-judicial.

Si alguien creyó que su voto no haría la diferencia en las elecciones del 2 de junio pasado, la situación actual del Senado nos recuerda, en vivo y a todo color, la importancia de haber acudido a las urnas para defender la pluralidad, la democracia y la república. 

  • Celso Mariño
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